Si bien la historia de nuestro pueblo, es corta en relación a otros países en el mundo, no sólo trae con sigo puesta la historia de toda la humanidad, sino que también ha desarrollado su propia historia de lucha. Es así como al día de hoy, está grabada en la retina de las nuevas generaciones obreras y del pueblo, las importantes gestas y brillantes luchas de nuestros antepasados, como así también las derrotas de las cuales tanto se ha aprendido. Esa riqueza social y colectiva, que nos pertenece como clase y como humanidad, es lo que el poder de los monopolios durante muchos años intentó por todos los medios socavar, ocultar y desaparecer para que nunca más vuelva a florecer.
En este sentido, la burguesía en su obvia incapacidad de no poder evitar la lucha de clases y los naturales enfrentamientos, intenta alinear en un solo pensamiento a sus amigos y enemigos de clase, que es bajo la idea de que sólo existe un poder y es el poder de los monopolios. La burguesía hace esfuerzos por mostrar invencible al capitalismo, y que por fuera de las reglas de este sistema, ya no hay nada. Algo así, como intentar tapar con una sábana a la historia de la humanidad, la lucha de clases y las revoluciones.
La profunda crisis política que tiene hoy en nuestro país, la oligarquía financiera y el gobierno de los monopolios, está puesta fundamentalmente en que no pueden generar ningún tipo de expectativas políticas en medio de la presión permanente de la lucha y movilizaciones de la clase obrera y el pueblo. El nivel de descreimiento hacia todas las instituciones del Estado y sus políticas pone de relieve el cuestionamiento de toda una sociedad, a toda la superestructura política, que de derecha a izquierda, ya no pueden frenar los niveles de enfrentamientos y movilizaciones que vienen en ascenso. A esta situación, se le suma la profundización de los niveles de empobrecimiento de la clase obrera y del pueblo, donde cada vez se hace más difícil sostener la economía de las familias trabajadoras y donde se hace imposible pensar en un futuro de mejoras. Por el contrario, todo indica que la situación va de mal en peor.
Es aquí mismo donde el problema del poder toma una gran relevancia ya que frente a esta situación objetiva, como decíamos anteriormente, la burguesía seguirá poniendo todos sus esfuerzos para que los conflictos actuales y venideros se resuelvan dentro de los marcos del sistema. Es decir, con el parlamento, con la justicia burguesa, con la burocracia sindical, etc,etc,etc.
El poder que la burguesía oculta, es el poder en manos de la clase obrera y el pueblo, cuando decide por sí mismo y actúa en consecuencia, para golpear a los monopolios. El que se desarrolla permanentemente en el seno de la lucha de clases, cuando los obreros en las fábricas, organizados en asambleas deciden de forma directa las acciones a tomar y las ejecutan. El que se desarrolla en los barrios, cuando ante determinados problemas, los vecinos se autoconvocan y se reúnen para debatir sobre los problemas y sobre los pasos a seguir para encontrar su solución. Y así podríamos enumerar infinidad de experiencias, de las que hoy por hoy, se desarrollan permanentemente en todos los rincones de nuestro país, bajo el ejercicio del poder y el enfrentamiento de clases.
Estos embriones de poder, que se dan fundamentalmente en el terreno local, son la base material y objetiva, que nos permite pensar en el desarrollo de nuevas instituciones propias y revolucionarias, por fuera de las instituciones del Estado burgués. Así como también son experiencias que materializan en forma directa y efectiva la idea del poder de la clase obrera y el pueblo, desde donde es necesario pararse y profundizarlas, para avanzar hacia una unidad política y revolucionaria hacia la toma del poder.