La enfermedad del ébola se denomina así pues los primeros brotes se produjeron a orillas del río del mismo nombre, a mediados de los 70, en la República Democrática del Congo (ex Zaire). El origen del virus se halla en una variedad de murciélago que a su vez lo transmite a los monos, frutas y seres humanos.
La actual epidemia se centra en los países de África Occidental, principalmente Sierra Leona, Guinea y Liberia. En las últimas décadas, estos países fueron escenario de sangrientas guerras civiles, producto de la lucha interimperialista por apoderarse de sus vastísimos recursos, riquezas naturales y la violenta proletarización de las poblaciones sobrevivientes; dichas guerras y los planes económicos impulsados por la oligarquía financiera internacional, causaron la destrucción de la infraestructura sanitaria de estos países por lo que hoy la epidemia se ha vuelto incontrolable desde el punto de vista de la atención médica y sanitaria.
Por otra parte, se calcula que en los países principalmente afectados las tierras aptas para el cultivo han sido apropiadas por intereses imperialistas en un 80%. Esto ha implicado que la población que vive de la agricultura (que se calcula en un 70%) haya sido desplazada de sus tierras. Esto, sumado a las guerras citadas, provocó, antes de la epidemia del ébola, una “epidemia” de hambrunas calamitosas que obligaron a las poblaciones campesinas a alimentarse de monos y murciélagos por lo que se afirma que esto propagó el virus en forma geométrica.
Lo que podemos observar es que las políticas de los intereses imperialistas en la región (capitales provenientes de EE.UU., China, Rusia y la Unión Europea) son la causante principal del desastre humanitario y de la expansión del virus. África Occidental, al igual que el resto del continente, región de vastísimos recursos naturales, se ha convertido en una de las principales zonas del planeta donde el capital imperialista ha posado sus garras utilizando para ello guerras e invasiones y dejando a poblaciones enteras en la peor orfandad. Incluso, no nos equivocamos que utilizarán la enfermedad como “solución” para acabar con lo que ellos mismos denominan “población sobrante”.
Al tiempo que las acciones de las principales empresas farmacéuticas, que anunciaron la investigación de una vacuna para el mal, subieron exponencialmente, la reacción de los países ante el drama humanitario que allí se vive ha sido, por un lado EE.UU. enviando 3.000 soldados, mientras China y Rusia aportaron un irrisoria cantidad de dinero; por el otro, Cuba enviando inmediatamente 165 médicos a Sierra Leona, mientras no se descarta que envíe más contingentes a los otros países afectados.
El ébola es otra consecuencia inevitable de la acción del capitalismo en su fase de degradación y decadencia más pronunciada. El imperialismo mundial, de uno y otro color, provoca guerras, masacra poblaciones, las deja indefensas ante el hambre y las enfermedades, se queda con los recursos y riquezas y luego continúa haciendo negocios con la desgracia humana. Esto es lo único que hoy “ofrece” este sistema a la Humanidad.