Por arriba hay río revuelto, hay un cúmulo de problemas sin resolverse y esa sensación se profundiza, reina la confusión. La clase dominante transmite eso y toda la institucionalidad recorre los caminos por inercia, enceguecida en su propia anarquía que le impone el sistema capitalista.
Van detrás de los problemas y su “beneplácito” que es el sabor de la ganancia y por la ganancia que los mueve, al mismo tiempo que cobran el amargor de horizontes inciertos.
En el mientras tanto de esa institucionalidad borrascosa, suceden los hechos que se generan en la vida cotidiana de las grandes mayorías. Infinitos factores que pesan sobre una realidad, nada es gratuito aunque “no se vea” o se quiera ocultar.
Por abajo ya no se trata sólo del debatir críticamente los “saldos y retazos” de la vida cotidiana, millones y millones de almas de nuestro suelo no nos conformamos con debatir y pelear contra las bajezas que nos impone el sistema, de una u otra forma estamos debatiendo y peleando, cada sector de clase, otra cosa, fundamentalmente otro porvenir.
Ese estado de cosas muy agudizado por estos días, por la vida cotidiana impuesta, pesa notablemente en esa institucionalidad del sistema que va detrás de la ganancia.
Por arriba la ceguera, el sufrir el desmadre de torrentosos ríos que en el mundo vienen perdiendo el rumbo, un capitalismo plagado de enfermedades terminales que se reflejan dentro de nuestras fronteras, una institucionalidad corroída en su centralización política que camina andrajosa, disfrazando con “talentosos decoradores” la cadavérica imagen de un futuro anunciado de permanentes crisis.
Por abajo la cosa no aparece como confusa, aparece más que nada como en la búsqueda de algo nuevo, son tiempos de tensa calma, de rabia, bronca de intensa actividad “volcánica” pero sin erupción.
Hay algo que se está cocinando en lo profundo, millones de fuerzas persisten en un punto que es la conquista de una vida digna. Actúan las clases, los individuos y el gran signo de la época, del momento histórico que vivimos es que se anuncian nuevas síntesis que contemplan definitivamente a las clases antagónicas en pugna.
La clase obrera industrial, en ese momento peculiar de la historia de nuestro país, viene sumando experiencias de luchas en el curso de largos años, ha conquistado y se ha situado en una posición que anuncia un reconocimiento de ella misma como clase en sendos enfrentamientos con el poder institucional de la clase dominante. Se ha dado con los petroleros, con los obreros de los ingenios, metalúrgicos, automotrices, alimentarias, en fin décadas de avance en ese reconocimiento como clase pero que hasta ahora no mostraba los signos de tal, salvo en expresiones puntuales y de corto plazo.
Sin embargo ese silencio “volcánico” viene de años de experiencias pero que hoy están anunciando, como decíamos anteriormente nuevas síntesis.
Las clases comienzan a actuar como clases sin los velos que comienzan a correrse rápidamente.
Es en este sentido que la batalla política va adquiriendo ribetes más importantes que están permitiendo “nuevas situaciones” y es entonces por donde la punta del ovillo aparece con el peso necesario para desenrollar el hilo de la historia “sin miramientos”.
En la fábrica de Valeo se está yendo por algo más que ganar el conflicto de reincorporar a los trabajadores despedidos, es un conflicto en donde la clase obrera se expresa como clase y contra la clase dominante utilizando toda la sabiduría acumulada en décadas y décadas de capitalismo, trasciende el condicionamiento histórico al que nos han querido meter durante años de dominio de la burguesía monopolista en el Estado que le pertenece.
Esta nueva síntesis que se está amasando no podrá hacerse sin estudiar a fondo esta avanzada de la clase obrera industrial que está rompiendo un cerco político-orgánico pero fundamentalmente ideológico de poner sobre la mesa el verdadero enfrentamiento clasista que se vertebra en nuestra sociedad.
Por éstas horas estamos viviendo el amanecer de nuevas síntesis basadas en la lucha de una clase que actúa como clase.
Se corren los actores que impone la burguesía monopolista para “suavizar” las realidades cotidianas y se vienen a paso firme las jornadas marcadas por luchas que anuncian la necesidad de avanzar a paso firme en el camino de la revolución social con un contendiente de fuste que gana confianza en ese ir y venir de la lucha de clases cuyo signo fundamental es el triunfo político..