La burguesía tiene la “facilidad” de mimetizarse de acuerdo a sus necesidades, que no es ortra cosa que decir que se mimetiza de acuerdo a sus negocios. Su facciones pueden aparecer por momentos sentadas a la misma mesa todos juntos de grandes festejos, y en otros momentos pueden aparecer “confrontando” entre ellas, pero siempre viendo cómo se reparten lo mejor de la torta. Lo que los trabajadores y el pueblo debemos tener bien en claro que a “la hora de los bifes”, cuando el peso de la lucha de clases les mueve la estantería, se alinean como un solo hombre para continuar explotándonos y exprimiéndonos, chupándonos la sangre, ejerciendo su dominación, actúan como clase.
Con el cierre del 2014, la clase dominante pone a rodar sus discursos, que buscan marcar el terreno de cómo pretenden arrancar el año que se inicia. Más productividad, hay que conservar las fuentes de trabajo y dejar los salarios quietitos…
Su “lógica” es una sola: avanzar sin trabas ni palos en la rueda. Pero esta necesidad choca violentamente con los graves problemas políticos que tienen en el terreno estratégico, y que podríamos resumir en:
a.- Profundo cuestionamiento político de los trabajadores y el pueblo a todas las decisiones tomadas por el gobierno; identificándolo cada vez más con las decisiones, planes y necesidades de los monopolios.
b.- Rechazo a todo el arco institucional, llámese Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, gobiernos provinciales y municipales, sindicatos, etc.; quedando al descubierto que todo el andamiaje burgués funciona al servicio de su clase y lejos de estar “ausente”, con su presencia determina el presente idigno de nuestras vidas.
c.- Instalación y masificación de la autoconvocatoria como heramienta genuina desde las bases en todos los ámbitos de las masas, utilizada para ejercer la democracia directa y alcanzar objetivos reivindicativos, políticos y sociales; como expresión de un piso que ya hemos alcanzado y desde donde se plantean objetivos políticos superadores que comienzan a vislumbrar el poder.
d.- Crisis política y resquebrajamiento del gobierno, sin reacción frente a un escenario de negocios que exige recuperar una “confianza” que ni a palos logra; enfrascado en una carrera electoral hacia el 2015 en donde todo lo que perciben las masas trabajadoras en más y más de lo mismo, expresándose un desprecio a cualquier maniobra electoral en pos de intereses mezquinos
e.- Incapacidad de todo el arco político (“opositores” y “oficialistas”) de generar alguna expectativa para recuperar los espacios perdidos; tironeándose espacios totalmente ajenos a los problemas esenciales del pueblo trabajador, sosteniendo consignas que ni ellos mismos se creen (y se nota). Los diversos capitalismos “más humanos” no se muestran como “solución” a nuestros padecimientos, se desgranan de inmediato porque queda claro a los ojos de todo el mundo que la esencia de los planteos es la misma: sostener este sistema inhumano para garantizar sus ganancias.
f.- Una clase obrera que ha puesto la confrontación en alza, con niveles de socialización de la producción nunca vistos, que chocan con todas las viejas formas de organización sindical y políticas, dejándolos al desnudo; en donde asoman una serie de nuevas experiencias desde la acción directa, que muestran a toda una clase que cuando el obrero quiere, puede. Y puede sin ninguna tutela burguesa, por el contrario, confrontando desde nuestros intereses de clase con ellos.
Este es el piso, el nivel en que se encuentra la lucha de clases en este año que termina y hacia el año que se inicia.
La autoconvocatoria, la unidad en la acción y la aparición de otro proyecto de sociedad, barren revolucionariamente de un plumazo todas las trabas que intenta poner la burguesía, incluido el engaño y sus permanentes mentiras.
La lucha de las clases avanza. La clase está unida en el odio a sus explotadores, a sus “socios” y alcahuetes, y a esta vida miserable. La rebeldía en auge sienta las bases de una ofensiva. Se palpa y se siente. Lo que se demanda son cambios de fondo.