Los “inversores” argentinos apuestan a las acciones militares.
Ése es el titular escondido de publicaciones económicas.
Lógicamente que cuando se habla de “inversores” argentinos, difícilmente se aclare a quienes se refieren. Lo más cierto del caso es que la gran mayoría del pueblo no lo hace.
Cuando hablamos de oligarquía financiera, estamos hablando de la fusión del capital bancario y el capital industrial. En la época del Capitalismo Monopolista ésta situación se presenta crudamente y en nuestro país la regla no hace excepción.
La empresa Lockheed Martin fabricante de aviones de guerra, sistemas navales, radares, misiles, tanques, etc. cotizó en bolsa cada acción en el 2013, 137 dólares, en el 2014 cada acción cuesta 186 de la misma moneda.
Esta empresa es una de las principales proveedoras del Estado Norteamericano.
En nuestro país se presentan como acciones de empresas extranjeras que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA). Cuando un inversor compra una acción de ese tipo, pasa a tener un título de una empresa radicada en otro país. (Los cedear, Certificados de depósito Argentinos).
Es decir “los argentinos” invertimos en acciones bélicas. Cabe aclarar, aunque es muy obvio, esos “argentinos” gracias al contenido guerrerista que genera el capitalismo hicieron su “agosto” en un año teñido de guerras interimperialista cuyo principal contenido fue dirigido a profundizar el sometimiento a los pueblos del mundo.
Cuánta hipocresía.
Los inversores “argentinos” compran las acciones bajo la legalidad del Estado burgués. Bolsa de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires. Van a favor de las necesidades militaristas, invasiones, crímenes, asesinatos, exterminios masivos. Producen a gran escala atacando la fuerza productiva que es el hombre y detrás a la naturaleza quemando fuerzas productivas tan necesarias para las sociedades humanas. Entremezclado con ello, que es propio del capital, ¡usura pura! Es decir extracción mayor de plusvalía a costa de lo peor que genera el sistema.
Esta empresa de carácter eminentemente guerrerista concentra un poder mayor al de cualquier Estado del planeta, impone agendas de carácter bélico que se corresponden con la actual etapa del capitalismo monopolista.
Más allá de las palabras melosas de los candidatos de todas las organizaciones políticas del sistema, lo que esconden estos “señores y señoras” son las verdaderas inseguridades a que nos somete el capital financiero cuando necesita “invertir” en guerras, en equipamientos y sobornos.
¿Por qué no se denuncia públicamente esa violencia guerrerista transformada en acciones de jugosas diferencias anuales? ¿Quiénes son esos argentinos interesados en guerras? ¿Por qué ese secreto? ¿Acaso no nos invaden diariamente con pasquines que hacen referencia a robos, crímenes cotidianos? ¿Por qué no extienden y denuncian a quienes ganan millones y millones de dólares con las guerras? ¿Quiénes son esos inversores “argentinos”? que luego hipócritamente nos hablan de paz, de métodos “democráticos” cuando el pueblo decide actuar violentando las leyes del sistema que permite legalizar el negocio de la guerra en nuestro país.
Señores gobernantes y señores de la oposición, ustedes son parte de la hipocresía y del negocio, ustedes reciben las migajas del sistema capitalista esencialmente guerrerista, ustedes son los que desde el parlamento han votado y han convertido en legalidad la guerra, el negocio fabuloso que se les impone desde las empresas promotoras de armamento y tecnología para el crimen de la humanidad. Ustedes son parte del freno al desarrollo de la humanidad que podría invertir las fuerzas productivas para el desarrollo del hombre. Desplegar la energía y el potencial de una sociedad que se ve aplastada por el parasitismo de la clase dominante que es esta oligarquía financiera que invierte en la muerte.
Es necesario y posible cambiar esta ecuación. Los pueblos necesitan de la paz para desarrollarse y el capitalismo va en contra de la historia del hombre. En nuestro país la clase dominante apuesta a la guerra, invirtiendo en las acciones guerrerista obteniendo con ellos grandes ganancias.
Han legalizado el horror pero jamás los pueblos permitiremos que pisoteen el sentimiento pacifista que se necesita para desarrollarse como sociedad.
Como dijo el “Che” le estamos creando en el planeta uno, dos, tres Vietnam en una nueva ola revolucionaria, que embrionariamente comienza a ejercer la fuerza de la movilización aplicando todas las metodologías de lucha, sin excepción.