Nos encontramos en las puertas de una nueva discusión salarial con la apertura de las llamadas paritarias, que si bien éstas se constituyeron en una conquista de los trabajadores, la burguesía monopólica, en el manejo de los porcentajes y demandas por mejoras laborales, hará todo el esfuerzo por reducirlas, convocará a un concilio con el gobierno y los sindicatos, y tratarán (de acuerdo a las circunstancias y la presión) de montar una nueva farsa grotesca por donde se la mire haciéndonos ver cifras y crisis por todos lados. Por lo menos así lo intentaron todos estos años y nunca les fue como ellos quisieron, pero a pesar de ello no dejaron de embarrar la cancha apelando, incluso, hasta el último recurso de que el Ministerio de Trabajo no homologara algunos aumentos acordados y firmados porque estaban por encima de las metas que les habían planteado los monopolios como consigna; llegando incluso a apurarse con algún “acuerdo” en algún sector tratando de fijar un techo en el porcentaje de la discusión para todos los trabajadores del país.
Pero en este ejercicio ya la clase obrera y los trabajadores en general de nada se sorprenden. Sumado a esto el año terminó con un sinnúmero de luchas por intento de despidos sin razones con el fin de amedrentar, y no obstante las empresas tuvieron que dar un paso atrás. Como también una multiplicidad de conflictos por un bono de fin de año donde los trabajadores dejaron claras señales de predisposición a no dejarse avasallar más en sus ya magros salarios producto de la inflación por un lado, y las multimillonarias ganancias debido a la súper explotación que obtuvieron por el otro. Las luchas de fin de año se constituyeron en las paritarias que se avecinan.
A ello hay que agregarle que se presenta un año electoral donde a ningún sector de la burguesía le conviene que estalle la conflictividad en un peldaño superior, como se prevé.
Dado así el cuadro donde se ejercita la democracia directa y las nuevas metodologías comienzan a constituirse en la práctica donde con mayor masividad se expresan los reclamos, y por lo tanto, más contundencia en las medidas de fuerza, es ahí donde más rápidamente se deberá forzar y fortalecer la unidad y la movilización. En los parques industriales la unidad de las fábricas más allá del sector a que se pertenezca, en los docentes escuela por escuela convocando a toda la comunidad educativa (docentes, padres y alumnos), al igual que en el resto de los trabajadores estatales y de servicios donde claramente la prensa burguesa se sienta limitada en su caballito de batalla: “que si paran los médicos, son insensibles”…”que si el trasporte, joden a los trabajadores (como si no fueran trabajadores)”…”que si los trabajadores, no cuidan su trabajo, cuando hay gente que no tiene trabajo…”, etc., etc., etc.
La lucha paritaria y demás luchas deben asfixiarles la pantomima electoral que están montando y embarrarles la cancha en sus pretensiones de armar un nuevo engaño (aunque ya no engañan a nadie), que le profundice más aún su crisis política, que condicione en todos los planos las aspiraciones de los monopolios, pero que fundamentalmente termine de consolidar nuevas formas de organización, mayores niveles de unidad por abajo donde la lucha por los reclamos no pasen por estructuras que están para pensar cómo traicionan a los trabajadores.
Es precisamente en dicho contexto donde los revolucionarios debemos fundir con las masas las ideas del cambio revolucionario; alentar, apoyar y aportar a la organización que se dan las masas; y mantener firmes las denuncias de este sistema injusto.
A más mentiras de esta democracia burguesa, más lucha y organización. A más partidismo mediático y aparatos, más asambleas, más democracia directa, más combatividad. Pues mientras más se desestabilicen sus políticas e intenciones más se afianza la clase obrera y el pueblo en sus nuevas instituciones de poder, y mejores, más rápidas y menos dolorosas serán las condiciones en la lucha por la emancipación de todo el pueblo en contra de las políticas que nos someten a una vida indigna.