Ya hace tiempo y en forma aislada (ya no tan aislada) se empieza a sentir la mejor tradición de la clase obrera desde las entrañas de las grandes corporaciones multinacionales. Al igual que en el resto del país, de formas diversas pero cotidianas, la clase obrera empieza a marcar su impronta. Impronta que la burguesía tiembla con el solo hecho de pensarlo.
¿A qué nos referimos?
Ya hace varios años en Zárate vienen sucediendo hechos que marcan lo que decimos. Hace varios años las nuevas camadas de trabajadores vienen demostrando que no quieren más manoseos y atropellos y, ante cada iniciativa que pretende tomar la burguesía, se choca con una clase obrera que se planta. Por ejemplo en diciembre de 2013, en la planta de SIDERCA, ante un nuevo negociado por parte de la UOM y la empresa, los compañeros de contratos temporales, (que cobran un premio: «parada de planta», que se les da para hacer los trabajos en la parada anual porque se encuentran enrolados en la UOCRA y por el bajo jornal se les pagaba una diferencia, “un plus” para mejorar los salarios) deciden parar porque se enteran que ese año no se pagaba, eso detonó una bronca imparable por parte de los compañeros contratados que llevó a impedir el ingreso a todo el personal con quemas de camionetas, clarcks y zorras.
También (ya hemos publicado en esta página), el conflicto en el polo petroquímico, que de una planta llevó al paro total del parque, los trabajadores de unas 40 empresas pararon directamente y otras estuvieron al borde de esa situación como la misma SIDERCA por falta de oxígeno ya que también bloquearon los conductos que van a la planta. Así también como la planta de Procter & Gamble que se encuentra en el parque industrial de Pilar, a más de 100 km de distancia, que debió parar por falta de materia primas que vienen desde ese petroquímico. Conflicto que todavía está caliente y que es punta de lanza de la clase en esa zona.
Este año intentan instalar que debido a la baja del petróleo la producción de SIDERCA se ve comprometida, que va a ser un año difícil y que a la empresa le conviene parar la producción e intenta sembrar el terror y echar a un trabajador del sector de fundición. Y la respuesta, acorde a lo antes descrito, fue un paro de una hora por turno donde todos los trabajadores fueron arte y parte, desde el compañero más nuevo hasta el más viejo defendieron esas medidas.
Sumado esto a lo que está pasando en el resto del país y fuera del mismo, el marco de descreimiento de todo lo institucional nos pone a los revolucionarios en una posición donde no podemos dejar de inundar con ideas que pongan en el tapete la posibilidad de un cambio social, que además del enfrentamiento cotidiano se empiece a vislumbrar la posibilidad de una revolución y que ésta esté al alcance de todos y donde todos seamos, a través de la movilización permanente, los grandes artífices de nuestro futuro.