La crisis económica y política que hoy domina en la superestructura de la burguesía globalizada hace que, casi cotidianamente, se produzcan intempestivos cambios de conductas políticas entre sus distintas facciones en el enfrentamiento por imponerse unas sobre otras.
La otrora unidad de la guerra fría entre EEUU y Europa y su alianza militar OTAN altamente erosionada en las últimas décadas por las unilaterales aventuras militares de Washington, se ha agudizado frente a la política lanzada por Barack Obama de apostar a la intervención para la solución militar a fin de «resolver» el conflicto entre Kiev y el Donetsk en Ucrania.
Esto ha hecho que los gobiernos europeos, encabezados por Ángela Merkel (Alemania) y François Hollande (Francia), rápidamente rechazaran la intervención y se movilizaran en busca de una salida negociada al conflicto militar a lo que se suma Putin en representación de los intereses de su oligarquía.
Más allá de los interese económicos en la región, el rechazo de parte de la CE no se debe al “espíritu pacifista” de sus gobiernos -está claro que el régimen de Kiev es sostenido y mantenido económica y militarmente por los gobiernos europeos- sino a la crisis política que, cotidianamente, es profundizada por la lucha de la masas. Esto hace imposible una aventura porque los pueblos no están dispuestos a una nueva guerra de gran escala en el continente, por más que se le intente “plantar” enemigos externos a través del terrorismo.
Los intereses económicos que alimentan las políticas de EEUU radican, entre otros, en que Ucrania cuenta con 32 millones de hectáreas de superficies cultivables, un tercio del total de tierras cultivables de la Unión Europea y es, por ello, uno de los principales productores y exportadores mundiales de maíz, trigo y otros cereales.
Desde la caída de la URSS , el país se desbarrancó hacia el capitalismo, y Cargill, Monsanto y DuPont se han apoderado del agronegocio.
Cargill ha adquirido la mayor compañía agroindustrial del país y posee cuatro elevadores de granos y dos plantas procesadoras de aceite de girasol, y en diciembre de 2013 adquirió la terminal en el puerto de Novorossiysk, en el mar Negro, con capacidad para procesar 3,5 millones de toneladas anuales de granos.
Estos son los actores, que junto a otros tantos, se disputan el mundo, desatan las guerras y pretenden determinar el futuro de la humanidad. Y son, a la vez, el enemigo que enfrentan, día a día, los pueblos del mundo para terminar con su reinado.