Ciudad de Corrientes, verano, 50 grados, barrio Las Dos Curvas, barrio con historia de luchas, si los hay.
19 hs, se corta la luz. Los trabajadores que regresan a sus casas se encuentran con la novedad. El negro, mira a la negra (todos somos negros en el barrio), saben que en un rato va a ser noche oscura, saben que no van a descansar, si no hacen algo. Suspiran y dicen: “vamos a llamar al barrio, vamos a cortar la ruta” salen a convocar a los vecinos, al rato están en la ruta, quemando algunas cubiertas. Algunos se preguntan “¿Vendrán los de DPEC?” (empresa de energía) ya que están de paro, por aumento salarial. Algunos que saben y conocen la historia de ese barrio dicen: “van a venir quedate tranquilo”. En el corte estaban todos, no faltó nadie. “Hasta los perros estaban” acotó un viejito.
Pasa un policía, los vecinos le gritan: “che julano, decile al comisario que mande dos camionetas para que alumbren donde vamos a hacer el corte, no sea que pase un loquito y atropelle a la gente mira que acá estamos todos , también hay chicos”
Al rato llegan dos camionetas de la policía, una compañera del corte les indica donde y como ponerlas con las luces y baliza prendida.
Se empiezan a acumular autos y camiones. Un muchacho llega y le dice a un compañero, “don tengo pasajes para viajar sale dentro de una hora y tengo que ir con mi familia, me podría dejar pasar.” Yo no tomo esa decisión, preguntale a toda la gente” contesta el vecino. Le pregunta el joven y los vecinos, con mucho sentido común dejan pasar al viajero.
Al rato llega un puntero político de Laguna Brava, saluda y dice “ya los llamé a los de DPEC, me dijeron que ya vienen, así que podemos levantar el corte” (¡Minga!) “Gracias, por la gestión, pero igual seguimos hasta que nos conecten la luz” saben también de paracaidistas, saben de promesas incumplidas. Al rato viene un policía corriendo, “¡he muchachos ahí viene un colectivo todos con obreros y trabajadores y quieren pasar para sus casas”. Los vecinos deliberan unos segundos y dejan pasar a los compañeros trabajadores. Al ratito nuevamente el policía dice “ahí hay un camionero que quiere pasar trae mercadería. “¡NO! Gritan unas señoras los camioneros que se queden dentro del camión con el aire y tranquilos, no pasa, ninguno. Uno de los policías está por mover una de las camionetas para ir a buscar algo a la comisaría. Le dicen la muchachada (que los odia) y las vecinas “no toquen ese vehículo, acá, no se toca nada hasta que venga la luz”. El policía se queda en el molde, mira para otro lado y se hace el tonto, como perro que volteó la olla.
Llegan los trabajadores de Energía Eléctrica, y conectan la luz, además le hacen conectar para el barrio vecino que hacía 17 horas que estaban sin electricidad.
Todos contentos, retornan a sus casas, cansados por todo el día del trajín, cansados por todas las luchas, pero con la satisfacción de haber triunfado hoy. Un compañero, un vecino reflexionó. “Así nomás ta he chamigo, la única forma de conseguir las cosas es así, peleando nomás”. “Cierto, muy cierto he” le contestó su compañero. “En este sistema capitalista es así nomás, vamos a tener que cambiarlo”. “Si señor”, afirmó y se agrandó el otro.
Para seguir reflexionando, el poder siempre estuvo expresado en cada momento, cuando decidieron quién pasa y quién no, y con el buen criterio y el sentido común que te da la experiencia y el respeto a las decisiones colectivas, nadie se arroga ser el jefe, a pesar de que muchos en ese barrio gozan de mucha autoridad. Pero hacen valer más la autoridad del conjunto.
También saben cómo hacer jugar a todos, desde todo el barrio, hasta a la policía y a los punteros que terminan haciendo lo que se les ordena. A todos los que empujen para el mismo lado, la unidad se da de hecho.
Saben que tendrán que pelear siempre, en este sistema corrupto. Hoy tienen que saber que deben pelear para cambiar este sistema. Esta experiencia, que es una de muchas que tiene nuestro país, y las formas de cómo se dan estos enfrentamientos, nos dice que la revolución está en marcha.