I – Mentiras y manipulación de parte de la burguesía monopolista y su gobierno:
Los últimos discursos de la inefable presidenta han resaltado por los anuncios de «reparto» de dinero para «incentivar la producción y el consumo y mejorar así las vidas» de los «argentinos» y «argentinas».
Sobre los mencionados repartos veamos a dónde fueron dirigidos y luego juzguemos si mejorarán las vidas de los argentinos:
1 – Los siguientes son aumentos perfectamente registrables y, en caso de no efectuarse, pueden denunciarse con fundamentación dada por los registros con los que se pueden verificar.
- $ 1.000 millones para los gastos militares (fuente: recaudación fiscal).
- Aumento de los combustibles líquidos (fuente: bolsillos del pueblo).
- Aumento de cigarrillos (fuete: bolsillo del pueblo).
Apenas damos tres ejemplos de estos dos últimos días y como vemos, van por vía directa o indirecta contra el bolsillo de los trabajadores y el pueblo. Es obvio que no nos benefician, sobre todo el tema de las fuerzas armadas cuando la única hipótesis de conflicto que tiene este gobierno es con el pueblo argentino.
2 – Los siguientes son aumentos que no pueden comprobarse con ningún tipo de registro y por lo tanto, tienen dos posibles destinos: a) el bolsillo de funcionarios o a otros destinos. b) Puede ocurrir que parte de los mismos sean destinados al fin descrito en el punto a) y otra parte a ser repartidos vía punteros a cambio de favores de todo tipo. Ningún registro puede oponerse para verificar a dónde fue el dinero.
- Aumento de subsidios para estudio, asignaciones sociales, ayuda para transporte escolar, etc. (fuente: recaudación fiscal).
Este tipo de aumento también sale en forma indirecta de los bolsillos del pueblo y nunca de las arcas de los capitalistas.
En conclusión, la desesperación electoral y la falta de credibilidad con la que cuenta, lleva al gobierno a hacer rimbombantes anuncios con el fin indisimulado de ganar votos, porque para toda la burguesía, el tema central ahora son las elecciones en donde no se discute más que los cargos que los futuros candidatos a funcionarios van a ocupar para administrar los intereses del capital financiero que dirige los destinos del país, en medio de una campaña obscena y el arrebatiño de recursos al que están lanzados los monopolios en los últimos meses de gestión del actual elenco gubernamental.
II – Lucha, organización y camino hacia la revolución de parte de los trabajadores y el pueblo.
Mientras tanto, el pueblo lucha por sus verdaderos problemas tales como la falta de trenes como se sufrió ayer en la Capital Federal (Once y Sarmiento). Las inundaciones en el noreste y centro norte del país, provocadas por el caos de la producción capitalista ya que los fenómenos naturales actúan sobre tierra arrasada por el monocultivo y la deforestación, los incendios en los bosques del sur del país y otras catástrofes evitables.
Los trabajadores luchan por aumentos de salarios en cada lugar de trabajo, contra el impuesto al salario, por seguridad en las calles contra el ataque generalizado de los lúmpenes apañados por las empresas y funcionarios estatales que los utilizan como fuerza de choque y punteros de dos de sus negocios más sucios como la droga y la trata de personas regenteados por las fuerzas de seguridad.
El capitalismo en Argentina no da para más. Cada vez es más agresivo para el pueblo. Por eso, cualquier propuesta que no apunte contra su destrucción es mentirosa y sólo apunta a su sostenimiento y prolongación haciendo más terrible nuestras vidas, ya sea que venga desde el gobierno o desde la oposición de «derecha», «centro» o de «izquierda».
La lucha revolucionaria no sólo es necesaria y vital sino que hay que generalizarla y nacionalizarla hoy para poder llevarla a su culminación con la toma del poder a futuro.
Esa lucha revolucionaria, la marcha hacia la conquista del poder por parte de la clase obrera y el pueblo y la destrucción del Estado al servicio de los monopolios, cuenta con un sendero de múltiples luchas a través de las cuales hay que ir arrancando y conquistando mejoras para nuestras vidas en un proceso en el que vamos debilitando a la burguesía en el poder, al tiempo que nos permite ir acumulando y organizando fuerzas, uniendo voluntades, y debilitando al enemigo que vive de nuestra sangre y explotación.