De acuerdo a una noticia aparecida en el diario Río Negro “El sindicato de Petroleros y las principales operadoras del sector podrían acordar el pago de una nueva suma a modo de puente para patear las paritarias al menos hasta mediados de año”.
El sindicato fundamenta dicha medida en el bajo precio del petróleo a nivel internacional, que es de aproximadamente u$s 45 el barril de crudo.
Esto es por lo menos discutible desde varios puntos de vista. Afirmar que ese precio es bajo cuando el costo de producción no supera los u$s 5 por barril es una falacia. Si además se tiene en cuenta que el gobierno nacional le garantiza a los monopolios petroleros un precio interno de u$s 78 por barril, que no es otra cosa que un subsidio que paga todo el pueblo, la mentira se hace más evidente todavía.
Pero aún considerando que el negocio no fuera rentable para los monopolios, cabe preguntarse porque Guillermo Pereyra, eterno Secretario General del sindicato de los petroleros, también Senador Nacional, Secretario Adjunto de la CGT (Moyano) y ex Ministro de Trabajo del gobierno genocida de Jorge Sobisch, hace un acuerdo con la patronal que beneficia sólo a las empresas en detrimento de los intereses de los trabajadores.
En la misma línea, Ámbito Financiero informó un par de días antes que la estrategia de estirar los plazos de negociación se extendió a toda la CGT, y da como ejemplo a la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) de Antonio Caló, quien le planteó a las cámaras empresarias del sector que hagan un pago mensual hasta junio de un bono de $ 2000.
Un bono es plata que se paga en negro y lo cobran sólo los trabajadores registrados, es decir, quedan afuera el 40% de los asalariados, además, no aporta a la obra social ni al sistema de jubilaciones, contribuyendo a su desfinanciamiento, por otra parte, las sumas que se solicitan son irrisorias en el marco inflacionario que hay en la Argentina. En el caso particular de los petroleros, que cobran un porcentaje sobre el sueldo básico por trabajar en zona desfavorable, dejan de percibir ese porcentaje sobre el bono. Es obvio que estas medidas afectan directamente el salario de los trabajadores.
La razón de que sindicalistas como Caló, Pereyra y toda la caterva de lúmpenes desclasados que se auto definen como representantes de los trabajadores, estén más preocupados por cuidar los intereses de las patronales antes que la de los propios trabajadores, es que estas organizaciones, que fueron creadas a instancias de la burguesía para mantener bajo su control a los trabajadores, si bien hasta hace algunos años sirvió como herramienta para obtener alguna que otra conquista laboral, en la actualidad, cuando todas las instituciones estatales y paraestatales están cooptadas por los monopolios, son aparatos que le sirven a estos para que a través de los dirigentes gremiales, contenga las luchas de los trabajadores y, cuando esto no es posible por la presión de las bases, la lleven a una vía muerta, desviando los reclamos hacia instituciones de la burguesía como el Ministerio de Trabajo o el Poder Judicial.
Es por eso que para poder enfrentar a la triple alianza conformada por las empresas, el estado y los sindicatos, son cada vez más los trabajadores que buscan otras formas de organización por fuera de las instituciones del sistema.
Desde hace por lo menos dos décadas, comenzó a desarrollarse en gran parte del país, hasta alcanzar en el presente un importante grado de masividad, la auto convocatoria, por medio de la cual, los trabajadores y el pueblo en general, se organizan de manera independiente y democrática, para resolver por sí mismos todos aquellos problemas a los que el capitalismo ya no puede dar respuesta.