La frase de Héctor Méndez, Presidente de la UIA, de “…los vamos a sacar corriendo a los que vengan con un planteo de aumento de un 43%…” para luego remarcar que “…el incremento debe ser entre el 15% y el 20% como máximo…”, llegó a destiempo, obligando a los sindicalistas y gobierno a responderle. Así es que Daer de la Alimentación pide un 43% porque según él “es lo que marca el INDEC de CABA…y que un matrimonio con dos hijos en edad escolar debe tener un sueldo superior a $ 12.600.-…”. Mientras que por otro lado sectores del gobierno ya asumen que el piso no debe ser inferior al 30%.
Estas disputas entre los empresarios, gobierno y sindicatos no es gratis o producto de disputas electorales (de hecho la oposición burguesa no abre la boca). El real problema de fondo es la situación de bronca, descontento y conflictividad que se está expresando en los trabajadores. No son las multitudinarias manifestaciones (por ahora, aunque el paro marcó la cancha) que se ven por las calles, sino al pié de la máquina donde sí están las reales encuestas de lo que los trabajadores ya no quieren, acompañado de la decisión del enfrentamiento por los reclamos, que si bien no es nuevo en esta etapa surge con una masividad y decisión muy superior a otros años. Se han clavado nuevas estacas.
Es este mar de fondo el que recalienta las disputas y profundiza la crisis política de la burguesía, al grado que en lo formal es una demanda económica de parte de los trabajadores se constituye de hecho en un golpe político pues deja a todo el sistema con el rabo al aire y los saca de sus planes, como el caso de la UIA, y obliga al gobierno y los sindicalistas a retroceder.
Además, la UIA salta ahora porque le fracasó el manto de silencio sobre las paritarias que era la táctica que toda la burguesía había adoptado en su conjunto, donde incluso los medios de toda calaña jugaron a fondo con tal silencio, al punto que a Nisman lo levantaron como bandera (faltó que lo candidatearan post mortem a presidente). Ni hablar de los Scioli, Massa, Macri, etc. Claro, se les produjo un vacío, no tuvieron margen para poner un acuerdo marco o caso testigo en un techo paritario como lo hicieron otros años, y ahora saltan verborrágicos y cocoritos pero tarde, muy tarde, y es lo que tratan de advertir los políticos del gobierno y los sindicatos empresarios. Se incriminan entre ellos y maldicen la táctica tomada porque en el fondo subestimaron a las masas.
Pero señores, nuestra clase obrera y el pueblo es como los equipos grandes de verdad que aunque estén abajo en el marcador en dos minutos dan vuelta el partido, que es lo que pasó. Esta vez la clase obrera y el pueblo golpeó y ganó la iniciativa.