Cuando hay necesidad de cambiar se puede y se debe cambiar, inversamente cuando no hay necesidad no hay absolutamente ninguna posibilidad de cambiar.
La clase dominante a través de su Estado no tiene la necesidad histórica de cambiar en beneficio de las clases dominadas. Necesita continuar con su carácter de explotador y opresor sobre las grandes mayorías empobrecidas.
Esa necesidad de cambio para ella no existe, por lo tanto no hay una sola posibilidad de que ese Estado capitalista solucione los problemas del pueblo.
En la vereda opuesta, para la humanidad entera, aunque la burguesía lo quiera esconder, hay una necesidad histórica de cambiar el actual estado de cosas, es decir las relaciones de producción existentes, (quiénes son los propietarios de los medios de producción y quienes no). De tal forma, la propiedad privada sobre los medios de vida, constituye el fundamental freno a las fuerzas productivas, y al desarrollo general de las sociedades humanas y sus capacidades.
Hay una necesidad histórica de cambiar esta situación y a la vez una posibilidad histórica de hacerlo. Una posibilidad entrelazada con la necesidad desata responsabilidades dentro de esa sociedad para actuar y trabajar profundamente en la posibilidad, ya que no quiere decir que si hay necesidad y posibilidad los cambios de los que hablamos puedan darse por sí mismos.
Es en este sentido que adquiere un papel preponderante el Hombre, en el sentido más genérico de la palabra. La sociedad humana necesita cambiar y para que esa posibilidad se dé hay que luchar por ello elevando la calidad política y organizativa de la misma por ese cambio necesario.
Hablar de que es posible cambiar este sistema de explotación y opresión de las mayorías con más capitalismo es algo ahistórico, por lo tanto no es posible realizarlo. La clase dominante niega la existencia objetiva de esa necesidad y crea expectativas permanentes sobre supuestas “posibilidades”, irrealizables dentro del sistema, para “cambiar” y que no cambie nada.
La disputa electoral está dentro de esa filosofía, necesitan de grandes mentiras para ocultar que no es posible bajo este sistema impuesto, un solo cambio que sea por la lucha o disputa a conquistar el poder que hoy ejerce el Estado controlado por los monopolios.
Del lado de la necesidad, hablamos de una revolución socialista capaz de liberar a la principal fuerza productiva (el ser humano) y lograr el desarrollo de la misma. Pero es tarea de los revolucionarios, de las fuerzas avanzadas de las luchas, posibilitar este momento histórico que se está abriendo. A esa necesidad histórica de cambio hay que sumarle enormes fuerzas políticas revolucionarias que posibiliten ese proceso social, Vamos a favor de la historia, pero ello no es suficiente, la posibilidad de que se dé una revolución requiere, entre otras cosas, que a esa necesidad histórica se sume la voluntad de cambiar el actual estado de cosas transformada en fuerza material, y en ello se está trabajando para hacerlo posible.