Las experiencias de lucha de los trabajadores y el pueblo en lo que va del año, tienen un fuerte protagonismo, y son claramente la principal traba que le pone palos en la rueda a los suculentos negocios de los monopolios, a la vez que dejan al descubierto las maniobras “disuasivas” con que este gobierno pretende disfrazar una realidad inocultable: cada vez tenemos más problemas sin resolver, y cada cosa que se resuelve es porque se la arrancamos con la lucha, ellos no están dispuestos a ceder nada por las buenas.
En ese camino, la acumulación de experiencias de luchas y de conquistas, nos brinda como clase y como pueblo, herramientas de calidad y precisión, para que en cada lugar de trabajo aparezca y se vaya tomando una disposición cada vez más decidida a la lucha y a la organización independiente, basada en la institucionalización de la democracia directa y la asamblea.
La profundización de los reclamos salariales (demoliendo el pretendido “techo” de la santa alianza) les cae a los monopolios y su gobierno como una lluvia de piedras, que no los deja acomodarse, dejando profundas heridas a las políticas de este gobierno, a los sindicatos y a las empresas.
Todas las luchas, de la más pequeña a la más grande, fortalecen el tesoro que tenemos los trabajadores para los tiempos que se avecinan: la experiencia acumulada. La ebullición y el descontento por los altos precios y los sueldos devaluados, son la base desde donde comienzan a asomar las nuevas formas de organización de la clase obrera, incentivadas por el profundo desprestigio que tienen los sindicatos y por la confianza que se ha tomado en las propias fuerzas a través de las luchas.
Tal es así que en varias fábricas se ha desplazado a las viejas comisiones internas de delegados burócratas, suplantados por nuevos compañeros, con fuertes bases de apoyo, que no responden a las políticas de los sindicatos patronales. También diferentes tipos de organizaciones autoconvocadas, comienzan a tener peso en las fábricas. Y por último, comienza a vislumbrarse una unidad entre la propia clase, puertas afuera de cada establecimiento.
Esta organización comienza a ser un gran salto político en calidad, que prepara las bases materiales para el fortalecimiento del proyecto revolucionario en nuestro país.
Esto es lo que la burguesía monopolista en el gobierno intenta frenar de manera desesperada. Seguirá echando mano a viejas y estériles cuestiones, como ser la disputa entre las opiniones de derecha o izquierda.
Son conscientes que, desde las luchas en profundidad y las movilizaciones, estará presente en el debate cotidiano del movimiento de masas que, la cosa así ya no va más, y que la única alternativa para el pueblo trabajador es una salida revolucionaria.