Mayo se inició de forma especial para todos los trabajadores, ya que el primero de mes, es sinónimo de las luchas emancipadoras de la clase obrera a nivel mundial. Diferentes manifestaciones recorrieron el planeta de punta a punta, en un contexto político favorable para las luchas proletarias, y de profunda debilidad y crisis para la burguesía monopolista, que no persigue otro objetivo que continuar con sus políticas de explotación.
La vida política de nuestro país, cotidiana, no hace más que confirmar el carácter monopolista del Estado; y la actual disputa por aumentos salariales es uno de los emergentes más claros. Empresas monopólicas dueñas de las instituciones en beneficio propio, empresarios del sector privado con puestos políticos en el Estado, políticos devenidos en operadores o lobistas de grandes empresas, y sindicatos empresariales; una “santa alianza” que tiene como punta de lanza en cada lugar de trabajo a los gremios.
Incrementado esto en épocas electorales, con “dirigentes” a la cabeza que por más que se disfracen de “combativos” son impresentables. Porque quienes venden medicamentos truchos a las familias trabajadoras, quienes viven llenos de lujos a costa de nuestros aportes, quienes están al frente de millonarias empresas ligadas a la recolección de basura y al negocio turístico-hotelero, quienes facturan al año millones y millones de dólares por todo tipo de negocios, NO pueden hacerse llamar trabajadores igual que nosotros, los que nos levantamos todos los días para mantener a nuestras familias con un sueldo, que cada día que pasa alcanza para menos. Esas lacras hace tiempo ya dejaron de representar nada que tenga que ver con nosotros, el pueblo trabajador; al contrario, más allá de sus encendidos discursos (vaciados de contenido y obligados por las circunstancias) se ponen la camiseta de las patronales y juegan en nuestra contra. Lo sabemos, lo vivimos, los combatimos.
Por eso, en el día a día, en cada lugar de trabajo, emergen los reclamos y una nueva organización popular por fuera de los marcos institucionales que la burguesía pretende sostener. Los medios de comunicación no ahorran recursos tratando de hacer lo imposible por crear algún tipo de expectativas en las elecciones venideras, y así nos machacan la cabeza con la novela de los candidatos, que se suben, que se bajan… pero de lo que ellos no hablan, es que frente a todo esto hay un hastío generalizado, y que los trabajadores y el pueblo estamos poniendo nuestras expectativas en la lucha.
La cuenta es sencilla: en pocos meses, alguno de los candidatos asumirá la presidencia de la nación, lo que mostraría desde el punto de vista de la burguesía, que la población estaría tomando en las urnas la decisión de ser representada por algún candidato, para mejorar sus condiciones de vida… Pero millones ya sabemos que la cosa no es así.
La realidad es que las expectativas no están puestas en las elecciones, sino en la movilización y en la lucha por nuestros reclamos y derechos. La organización de los trabajadores que se está construyendo por abajo y por fuera de todas las instituciones de la burguesía, se fortalece cada vez más, constituyéndose como verdadera alternativa política a este sistema. Todos los días en nuestro país se desata un nuevo conflicto social, y las necesidades de los trabajadores y el pueblo, se resuelven en la calle. En este marco, no debe sorprendernos que parte del plan de la burguesía sea darle aire a los sindicatos traidores, con el objetivo de buscar el control en las fábricas. Cuando los trabajadores nos oponemos a las políticas de la burguesía y a sus sindicatos, desde prácticas de democracia directa, teniendo una verdadera representación de los intereses de los trabajadores, comienzan a despertar nuevas expectativas de un cambio, revolucionario.
La disputa es clara: las empresas monopólicas, con el gobierno y los sindicatos quieren seguir implementando sus planes de explotación. Los trabajadores y el pueblo, con nuestra acción, los condicionamos, no los dejamos gobernar y les arrancamos nuestras demandas.
De lo que se trata, desde la movilización y lucha, es de avanzar con un proyecto político propio, que nos pertenezca de verdad.