No renunciamos a los ideales aunque nos digan idealistas.
Reconozcamos que cuando nos dicen así es peor a que no nos digan nada o, mejor dicho, nos están diciendo sin decir: muy lindo todo pero ustedes muchachos no van para ningún lado.
Pero los tiempos están cambiando rápidamente y parecería ser que los ideales nunca mueren, como dice la canción. ¡Así como están las cosas no va! , queremos otra forma de vivir, “navegar” en la dignidad. Son millones de voces, los ideales florecen y en las calles y trabajos aparecen nuevas soluciones, los que hacemos todo y no tenemos nada, no casualmente tenemos las ideas para salir de los problemas.
Pero a decir verdad aún el peso que existe de las clases dominantes para decirnos idealistas a millones es muy grande, nos dicen: …todo muy lindo pero es inviable un cambio, sigamos como hasta ahora que al menos respiramos…
Palabras más palabras menos ese contenido pesa y ¡cómo pesa!
Pero…siempre hay un pero.
De nuevo los ideales le van creando un nuevo frente de tormenta al poder reinante.
Se van acumulando fuerzas, que en un gran silencio provocado, manipulado y dirigido se va abriendo camino en las “cuevas sagradas” del poder y ellos lo saben y lo sienten. Palabras y frases llenas de contenido como revolución, socialismo, lucha por el poder van adquiriendo cuerpo. Aparece en ese sentido también lo más difícil y complejo que son los cómo en cada momento histórico.
¡Aquí sí que nos ponemos fuertes, erguidos!, los ideales se llenan de color, los grises desaparecen, y comenzamos a verle “la pata a la sota”.
La experiencia que nuestro pueblo está haciendo es obra de millones, que no creen en los de arriba y se autoconvocan, ejercen un poder aún espontáneo pero conmovedor y es en ese andar que las ideas revolucionarias, los ideales pisan fuerte, se está dando paso al ejercicio de democracia directa y ello ordena y organiza y permite ir perfilando una idea precisa que una asamblea con esa democracia directa es una institución del pueblo, ojo, no cualquier asamblea sino aquella que ya camina por un andarivel de poder, la que puede decidir en la base y erigir sus propuestas y organizaciones para sostener las luchas.
Los que tenemos ideales, es decir, la aplastante mayoría del pueblo, los explotados y oprimidos estamos experimentando lo nuevo, pasarles por arriba a las instituciones de las minorías, y eso les duele porque saben que es el inicio de su fin como clase dominante.
Nada se presenta tan claro ni se pretende que así sea, pero la tendencia es ésta y los revolucionarios que estamos a favor de la historia apuntalamos estas ideas que, frente a tanto diversionismo, se va haciendo un hueco en la historia que difícilmente vuelva atrás.
Tenemos que persistir en este camino, atacarlos en sus reductos que dicen no a los ideales y que ellos se sostienen porque como clase tienen resortes que aún utilizan con la inteligencia propia de una clase dispuesta a todo por sostenerse.
Entendemos que le llevamos la delantera como pueblo en caracterizar esta vida como indigna, que las grandes mayorías comprendemos el ataque al ser humano y a la naturaleza que provoca el actual sistema, le llevamos una delantera en el sentido de la experiencia en la metodología de lucha, de afianzarse la misma por fuera de la institucionalización que propone el poder, pero nos llevan la delantera en el hecho de plantear a la sociedad que las cosas son así y que la única salida al capitalismo es más capitalismo.
A pocos días de cumplirse el 50 aniversario de nuestro Partido seguimos profundizando los ideales de la revolución socialista, de la lucha por el poder, de construir las herramientas que posibiliten tal triunfo y avanzar en el desarrollo de la sociedad humana.
Queremos arrebatarles esa delantera en que basan su falsedad, “ese tranco de ventaja” que nos lleva que ayude a destapar el gran torrente de ideales que existe en nuestra sociedad.