Hay cuentas muy simples pero que tienen un complejo contenido.
- En dos minutos se arrasa con una hectárea de bosque
- En una hora con 30 hectáreas
- Un día 720 hectáreas
- Un año 262,800 hectáreas
- Con una “ley”1.893.128 hectáreas
Este es un informe oficial de la secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Es muy común escuchar o leer “elocuentes” y estúpidos informes aplicando la palabra “sustentable”. Si ésta está en una frase es porque seguro hay que cuidar la vida y “el bolsillo”.
Una palabra mágica, de moda y, a la vez, ocultadora.
Así ésta secretaría “sustentable” nos informa oficialmente del daño ambiental y a la vez nos ayuda a comprender la esencia del por qué nuestra sociedad humana es arrojada a un futuro de incertidumbre, expresada en muerte, mala alimentación, mala educación, una marginación en masa en 4 provincias en donde se concentra esa tala de bosques en un 80%, Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa.
¿Para qué se tala?
¡Para producir soja!
Imaginemos qué significa que en dos minutos, ¡solo dos minutos! una hectárea de bosque desaparece.
El capitalismo que nos rige como sistema hace negocios suculentos en un solo hecho. Con el árbol caído (frase que viene como anillo al dedo) se producen infinitas mercancías, reconvertir luego a soja otro negocio y ni qué hablar del inmobiliario, en la pampa húmeda una hectárea se evalúa en 15 mil dólares, en éstas provincias 300 dólares.
Del árbol caído se produce ¡NADA!, pero se hace negocio. Son baratijas al mercado que no responden a una necesidad de la sociedad. Un buen producto, para el Marketing nos dicen, tiene que tener un buen “envoltorio”. Nos obligan a consumir basura, nos crean esa necesidad así como los “pañuelitos”, las “servilletas”, etc. Ni qué hablar de la soja y de los monopolios que están detrás de ella, ¿no es acaso esta etapa del capitalismo una nueva versión más o menos refinada de la campaña al desierto del General Roca? ¿El mencionado general no arrasó con poblaciones? ¿Qué hacen hoy?
El actual gobierno impulsó la ley de Bosques que salió en el 2007. Desde ese entonces arrasaron con 1.893.128 hectáreas. El Estado y su gobierno nacional y provinciales estuvieron presentes y actuaron, nos les tembló el pulso.
Sin embargo con esa ley en la mano y con el “garrote dando” nos les fue suficiente, avanzaron sobre territorios prohibidos por sus propias leyes. Pero resulta que cientos de miles de personas son arrojadas a la nada para hacer mercancías para la nada.
Imaginemos entonces una sociedad socialista que está al alcance de la mano, en manos de un poder popular, revolucionario, que en su primera etapa socialice la propiedad de esas grandes extensiones al servicio de esos negocios espurios para provecho de las grandes transnacionales como Monsanto, Cargill, Nidera y otras, y las empiece a poner al servicio de las necesidades de la población.
Hay capacidad productiva, conocimiento científico técnico para abastecer en primeria instancia la necesidad básica de la población. Y en ese recorrido, de solución de prioridades y necesidades a futuro, se entrará simultáneamente a no derrochar fuerzas productivas, fundamentalmente la del Hombre. Mucho para desarrollar y poder ir ya pensando y reflexionando una nueva sociedad, lo cual exige que cada reivindicación de nuestra lucha tenga como objetivo cambiar el sistema que hoy dominan unos pocos desde un Estado a su servicio administrado por una maraña de funcionarios, entre ellos la presidenta, sometidos y en complicidad con el dictamen de la orden que implica llevar “la nueva campaña al desierto» (que está poblado) a sangre y fuego.