El vocablo “globalización” utilizado por la burguesía monopolista sintetiza para la clase dominante la creación permanente de instituciones políticas planetarias para facilitar la actual concentración y centralización de capitales.
Una palabra que también ha sintetizado una época histórica que seguimos atravesando en un contexto de una socialización de la producción en el mundo jamás alcanzada y a la vez una concentración en pocas manos de la riqueza generada por la clase obrera mundial.
Sin embargo la lucha de clases que comienza a expresarse más radicalmente, más crudamente, impone en los hechos el concepto de internacionalismo proletario como rasgo fundamental de la época y en cualquier estrategia de poder.
Por estos días el triunfo de los trabajadores aceiteros en nuestro país ha dejado enseñanzas que se irán sintetizando con el correr de los días, pero lo cierto es que nuestra clase obrera venía de batallas, unas triunfantes y otras no tanto, pero sobre la base de una tendencia de conquista. En este andarivel de pensamiento un paso sustancial fue el haber pasado de luchas proletarias por establecimientos a una lucha triunfante por sector ¡40 fábricas en huelga! podemos afirmar que el proletariado actuó como clase.
No significa que ello haya dejado una etapa de aislamiento pronunciado, pero sí ha marcado un camino, una huella para toda posición táctica. Existe una tendencia a romper viejas barreras impuestas por el sistema, el empuje no se detendrá porque la calidad del proceso revolucionario viene cambiando.
Hace pocos días, al mismo tiempo que la lucha de los aceiteros se estaba dando en nuestro país, en Turquía miles de obreros de las empresas automotrices iban a la huelga por un reclamo de 60% de aumento salarial y mejores condiciones de trabajo, luchas proletarias que venían anunciándose desde el 2012 e hijas de las luchas proletarias de Honda en China del 2010.
Estas empresas automotrices se instalaron en Turquía visto el salario miserable impuesto hasta ese entonces. Lo que se producía en Europa, había que producirlo en un país cercano a los centros mundiales achatando el salario y desde allí imponer reglas de juego infrahumanas.
Sin embargo, entre otros en el mundo, los proletarios de la China del 2010, los proletarios aceiteros del 2015 y los proletarios de las automotrices 2015 no estuvieron dispuestos a someterse a las reglas de la “globalización” y de una forma extremadamente aislada aún, aparece en el horizonte el internacionalismo proletario. No hay una organicidad expresa de tal fenómeno, pero se comienza a actuar como clase, se van tejiendo denominadores comunes capaces de enfrentar a la clase dominante, burguesía monopolista, en el terreno que más les duele.
En el último lustro la clase obrera ha podido frenar el ímpetu de más de tres décadas del capital financiero. No es tan fácil ya para ellos encontrar paraísos de achatamiento de salarios planetarios que perduren por décadas. Ya no es tan económico producir en los “tigres Asiáticos”, en los países del BRIC, y tampoco es fácil ir por África como lo están intentando y repetir la historia de China e India proletarizando a miles de millones de habitantes para intentar frenar la caída irreversible de la cuota de ganancia en el capitalismo.
Aparece a los ojos de grandes mayorías lo que, de hecho, nunca puede desaparecer, la lucha de clases… pero ahora transitando una época en donde el internacionalismo proletario aparece desde la lucha y el enfrentamiento en sendos conflictos victoriosos.
Y así como los aceiteros elevaron la lucha por establecimientos a una lucha por sector que dan las bases para abrir una época de luchas unitarias que trascienda también del sector, simultáneamente la clase obrera mundial va rompiendo su aislamiento local y de hecho ejerce una fuerza de clase a pesar de que aún no han irrumpido en el escenario planetario las fuerzas políticas que representan los intereses de las grandes mayorías explotadas y oprimidas.
Está todo por hacerse, pero a decir verdad las condiciones para un internacionalismo proletario efectivo se están dando como nunca antes. Nos cabe reflexionar que en el pasado conflicto de Gestamp en nuestro país simultáneamente las plantas de España y Brasil recorrían el mismo camino, luchas que pasaron pero de una u otra forma van acumulando en el sentido del verdadero internacionalismo proletario.