El pasado fin de semana, en el marco de la crisis política y social actual que alcanzó un nivel sólo comparable con la que dio origen a la revolución mexicana de principios del siglo XX, se llevaron adelante las elecciones intermedias (primarias o paso) en todo México.
Más allá de los resultados, que solo interesan a la burguesía y su narco-Estado para “legalizar” su ilegítimo régimen de explotación, opresión y muerte, este acto ha servido para hacer visibilizar la abismal fisura existente entre la burguesía monopolista y las clases populares.
La masacre del 26 de septiembre de los 43 normalistas en Ayotzinapa abrió pasó a la rebelión del pueblo contra el narco-Estado y sus partidos políticos. Ello obligó a destapar centenares de fosas comunes producto de la “llamada guerra contra el narco” que no ha sido más que la militarización del país para amparar a las bandas narcos y masacrar y reprimir a todo el pueblo particularmente las organizaciones obreras y sociales que enfrentan al régimen desde las últimas décadas.
Sumado a esto a la generalización de la miseria y el desempleo así como los desquicios ambientales del capitalismo y el despojo de territorios y agua de los pueblos originarios, las represiones a los trabajadores, la violencia contra las mujeres, las desapariciones, que desde hace décadas ejecutan los gobiernos en todos sus niveles y de todos los partidos funcionales al sistema
Es así que las últimas semanas en gran parte del país las organizaciones políticas y sociales populares bajo la consigna “NO HAY DEMOCRACIA CON DESAPARECIDOS, NO HAY DEMOCRACIA SIN JUSTICIA” han emprendido acciones de rechazo contra la parodia de democracia y sus elecciones que propone el régimen.
Cientos de movilizaciones con tomas de sedes electorales y quema de urnas y sedes de partidos políticos con enfrentamientos con las fuerzas federales han puesto al denudo la profunda crisis política de la sociedad mexicana y la soberana decisión de parte del pueblo de la búsqueda de nuevos caminos para la solución de los problemas políticos y sociales que son necesarios resolver para alcanzar justicia y la felicidad del pueblo.
Y allí el ejemplo “subversivo” de Cherán (ver nota del 11/05/2015) que resumiendo la experiencia histórica de la humanidad empieza a marcar el camino para la construcción de un nuevo poder lejos de la mercancía, la injusticia y las mezquindades capitalistas convirtiéndose en el paradigma para el pueblo mexicano y el mundo que busca cambios urgentes para terminar con el oprobio globalizado.