En las últimas elecciones de los Ayuntamientos de España, el pueblo votó por la izquierda, y las principales ciudades españolas pasan a ser “gobernadas” por diferente tipo de alianzas locales, y PODEMOS (organización política surgida luego de las movilizaciones generadas por los indignados y de origen progresista). Cabe aclarar que tales tipos de alianzas locales, en su mayoría agrupamientos de izquierda, no corresponden todas a la izquierda tradicional de España.
Tales resultados electorales no dejan de expresar un duro golpe para la oligarquía financiera que trasciende a España y que también golpea a Europa.
Si bien estos triunfos y estos nuevos gobiernos están muy lejanos a la solución de los problemas que padecen los españoles, como muy lejanos también a posturas revolucionarias, no dejan de constituirse en un problema político grave para el poder de los monopolios pues se profundiza la crisis política de la burguesía, que transita temerosa por lo que pasó en Grecia. Estas posiciones de izquierda asumen el gobierno plenamente condicionadas por la lucha y movilización de las masas. No hay que olvidarse que ante la falta de respuestas a las soluciones de los pueblos por parte del poder, emergieron estas organizaciones políticas en el fragor de una plena rebeldía de las más amplias masas.
De hecho, la experiencia en Grecia con el triunfo de SYRICA (de orientación de izquierda) en un contexto de luchas, movilizaciones y revueltas similares a lo sucedido aquí en el 2001, asumió prometiendo para luego intentar aplicar un ajuste donde encontró como respuesta el condicionamiento que le habían impuesto las masas, lo cual encontró a este nuevo gobierno maniatado en seguir las políticas impuestas por Alemania, el resto de las potencias europeas y Estados Unidos. Tal es así que el gobierno de SYRICA no aceptó el plan presentado por el presidente de la Comisión Europea Jean Claude Juncker, que le exigió más recortes presupuestarios y más austeridad. El gobierno de Grecia no puede más. Entre el 27% de desocupación, la demanda de las masas, y el temor de Europa a dejar afuera de la Comunidad Económica Europea a Gracia representa una monumental crisis política en la cual la lucha de clases embretó a la burguesía al punto que Alemania y Estados Unidos no pueden esconder las grandes diferencias que tienen en qué políticas adoptar en torno a Grecia. Unos aducen que si ceden ante Grecia (en relación a las demandas) sería un efecto en cadena en el resto de Europa, sobre todo en España, Portugal e Irlanda; y otros que plantean aflojar e invertir en Grecia (Estados Unidos) por la misma razón pero a la inversa.
Tales posiciones encontradas, como decíamos anteriormente, tienen un denominador común que es la enérgica lucha y protesta de los pueblos. Lo de España no es casualidad, ni producto de una figura marketinera. Las huelgas obreras, sobre todo de los sectores mineros, la crisis económica que recayó sobre las espaldas de los trabajadores, y la generalización de las luchas autoconvocadas denominadas INDIGNADOS, sumados a los escándalos de corrupción de las más altas esferas, han generado el descrédito que sumado a la movilización encontraron en la vía electoral una forma de golpear, generando a estas nuevas fuerzas políticas un condicionamiento que pone sobre un hilo la gobernabilidad.
Aquí no estamos hablando de las vías para la salida alternativa a las políticas de los monopolios, sino simplemente expresando cómo se profundiza la crisis del sistema producto de la lucha de clases. Los pueblos ensayan y golpean, buscan y buscan una salida y el torrente cada día se hace más poderoso, y las masas barren con todo lo que se les pone enfrente en dicho camino.
Primero Grecia, ahora España. Ya la explosión en cadena tiene estos antecedentes que no le augura a la oligarquía financiera una salida fácil, sino, por el contrario, están en un laberinto donde ni los muros de Berlín le sirven como pretexto para encontrar un respiro.