Cuando una medida de fuerza se legitima en el pueblo, en el marco de una tensa disputa salarial, condicionada por la bronca de todos los trabajadores del transporte y ante la inacción del sindicato, los chóferes de la línea 60 pusieron blanco sobre negro al imponer una medida de fuerza que golpea directamente a los intereses empresariales.
Usuarios de zona norte de la línea 60 han podido hacer uso en estos días del servicio sin pagar boleto, esto se debe a la negativa de cobrarlos por parte de los chóferes en ejercicio del legítimo derecho a huelga, en reclamo de 40% de aumento, abolición del impuesto al salario y otros pedidos.
Los medios de desinformación han arremetido contra los paros dispuestos por la Unión Tranviaria Automotores -UTA- instalando la idea de que las medidas apuntaban contra los propios trabajadores que necesitan viajar, tratando de bastardear el verdadero sentido de las medidas, que es la justa recomposición salarial de los conductores de colectivo.
El no cobro de boletos por parte de los compañeros de la 60 desnudó la verdadera cara del conflicto, las empresas reciben del Estado millones y millones de pesos en subsidios, costeando las ganancias de las empresas, quienes desde hace años argumentan que no pueden trasladar los aumentos a las tarifas. Este dinero, que en definitiva es dinero de todos, contempla sólo las ganancias de los empresarios, ya que al igual que los trabajadores de todo el país, el sueldo de los chóferes también hace la plancha. Esta medida puso nervioso a más de uno, perforó el fondo del barco en el que viajaban plácidamente gobierno, empresa y sindicato, y puso en evidencia quién realmente está en contra de los trabajadores.
Queda claro que las empresas pueden aceptar un paro convencional donde los choferes terminan siendo convidados de piedra y los usuarios a pie, pero jamás una medida de acción directa que les afecta directamente el bolsillo de los empresarios.
Un furioso lock out y el despido de 47 chóferes de la línea 60 fue la respuesta de DOTA –próspero monopolio licitatario de este servicio- ante esta medida de acción directa de los compañeros de la 60.
La tensión llego a su punto máximo cuando usuarios se agolparon en las cabeceras de Tigre, reclamando poder viajar, ya que el personal jerárquico comenzó a sacar de servicio a las unidades de los choferes que se negaban a cobrar boletos. La reacción de la empresa fue cerrar las cabeceras y retirar toda la administración y despedir a 47 chóferes que se negaron a cobrar boleto.
Mientras los compañeros se encuentran en estado de asamblea permanente y delineando acciones de lucha para las próximas jornadas, el futuro empresarial es incierto. La reacción empresarial es un zarpazo de león herido de muerte, que pretende cargarse con el destino de estos 47 compañeros.
Los compañeros denuncian que mañana, millones de usuarios no contarán con la posibilidad de viajar a sus trabajos, convocan a la población a que no pague boleto si tienen la suerte de poder subir a colectivos de otras empresas, mientras ahora la prioridad es resolver la reincorporación de los despedidos. La profundización de los reclamos es lo que terminará de desnudar la complicidad Estado, empresa y sindicato.
Hoy más que nunca, aumento del 40 % de aumento.
Eliminación del impuesto al salario.
6 horas por trabajo insalubre.
Reincorporación de los 47 despedidos de la 60.