El conflicto de la línea 60 no lleva sólo un mes y pocos días de vigencia. Ese es el tiempo que transcurrió desde la última de las arbitrariedades que realizó la patronal junto a la complicidad del Ministerio de Trabajo y la UTA con el traidor Fernández a la cabeza.
Es un conflicto que lleva años pues el objetivo de esta “santa alianza” ha sido y es desarticular la organización genuina de los trabajadores, con una comisión interna representativa y consecuente con los intereses de la mayoría de los choferes de esa línea de transporte.
Por eso, lo ocurrido ayer es una intentona más de la burguesía monopolista en ese afán. Cuando echan mano a la represión que ayer sufrieron los laburantes es porque quieren convertir su intrínseca debilidad en fortaleza; quieren demostrar que son capaces de lo imposible: Doblegar al conjunto del movimiento de lucha de los trabajadores.
Párrafo aparte merecen los mercenarios de la (des) información que se asustan y condenan cuando un laburante se defiende con piedras ante las balas de goma de la gendarmería. Si hasta parece que hubiesen nacido ayer y que su supina ignorancia los llevara a actuar con el histerismo propio de los cobardes. Las muestras de histeria de ciertos “comunicadores”, intentando desprestigiar la lucha obrera cuando ésta pasa a la acción de repeler a las fuerzas represivas hace que aparezcan como pacifistas de pacotilla cuando en realidad pretenden ser formadores de opinión y deformadores de la realidad. Aquellos que vociferan en contra de la justa violencia de los trabajadores contra la violencia organizada del Estado son los mismos que ningunearon esta lucha y ningunean las miles de luchas que todos los días se dan a lo largo y ancho de nuestro país.
La histeria pequeño burguesa no se manifiesta cuando mueren trabajadores en las empresas, o son mutilados, o son despedidos y cesanteados por los mismos que le pagan sus suculentos sueldos.
Pero dejemos de lado a esta runfla y vayamos a lo importante.
Como se viene analizando en esta página y en todos los medios de nuestro Partido, la burguesía monopolista está en un brete. Necesita seguir ajustando a la clase obrera. Desde lo económico eso implica una o varias medidas de esa índole y ya. Pero desde lo político saben, sufren, padecen, que nuestra clase obrera y nuestro pueblo no muestran resignación ni tampoco sumisión. Entonces su política pasa por querer disciplinar al proletariado para conseguir así aplicar la rebaja salarial y el aumento de la explotación.
En un contexto absolutamente desfavorable para estas intenciones, en medio de una campaña electoral en la que nadie se anima a reconocer siquiera la “a” de ajuste, lo que se proponen es domesticar la rebeldía y la experiencia de lucha de nuestro proletariado. Y así toma cuerpo el conflicto de la 60, el conflicto taninero (ver nota en esta página), el conflicto de Acindar, en un marco en el que el techo salarial pretendido por la burguesía para este año se rompió y ya, desde ahí, vienen remando contra la corriente.
Porque una cosa hay que tener en claro: Todos los conflictos están atravesados por esta puja, que es esencialmente política, allí la burguesía (aunque muchos digan lo contrario) no tiene las cartas ganadoras. Porque para profundizar el ajuste a los de abajo hay que tener espaldas políticas que hoy ningún sector de la burguesía tiene y tampoco lo tendrá luego de las elecciones.
Justamente ayer los obreros de Acindar repartieron un volante junto a los obreros despedidos que dice en alguno de sus párrafos: “En un mundo donde la palabra “política” suena a mala palabra, Acindar hace política de apriete sin ocultar una sola letra. Política de quebrar al obrero para que no pelee por sus derechos, para que no defienda sus conquistas históricas, para que ni se le ocurra avanzar en nuevas conquistas (impuesto al salario), para que no se queje de sus condiciones de trabajo, para que no luche por vivir una vida laboral digna… Para que sea sólo un engranaje más, un repuesto, un número, un fusible. Para que sea dócil, manejable, usable, forreable, exprimible.”
En este párrafo se encierra la esencia de lo que venimos planteando; y demuestra que nuestra clase obrera está al tanto de estas intenciones y se organiza para enfrentarlas.
Como ellos mismos cierran ese volante ¡Unidos nos fortalecemos en la lucha! Y allí está expuesta la táctica que el conjunto del proletariado debe adoptar en estas horas y en los meses que vendrán. Avanzar, tejer, consolidar la unidad efectiva de los trabajadores; que los conflictos de la línea 60, de Acindar, de Unitan en Chaco, comiencen a ser parte de una sola lucha nacional en las que se incorporen experiencias triunfantes como la de los aceiteros y tantísimas otras que se han dado, se están dando o se darán en el futuro cercano.
Que el reclamo de cada sector se fortalezca con la unidad con los trabajadores de otras empresas del mismo sector, con empresas de otras ramas, allí donde se estén dando esos reclamos y que trasciendan hacia la conformación de un gran movimiento nacional de reclamos que haga efectiva la fortaleza política de los trabajadores para enfrentar las políticas de la burguesía en su conjunto. Es la hora de buscar la unidad de acción y de reivindicación contra la política de la burguesía monopolista; ellos buscan dividirnos y golpearnos, nosotros debemos fortalecer la unidad y salir a golpearlos a ellos.