Obreros de la industria azucarera: la dignidad hecha bandera

La larga lucha de los trabajadores de la industria azucarera ha sido, y es, uno de los baluartes, en la lucha por los intereses de la clase, tanto económico como político, y un mojón donde encontrar la dignidad hecha bandera.

En el pasado año, luego de combativas luchas,  en el corazón de la industria, cerraron paritarias por el 38% y en lo que va del año no ha cesado la lucha por el salario y las condiciones de vida en el ámbito laboral.

Hoy en los ingenios Ledesma, San Isidro y El Tabacal, íconos de la industria, los “trapiches” de la clase no dejan de “apretar” para conquistar sus reivindicaciones.

En Ledesma (Jujuy) el pasado martes 04 de Agosto en asamblea soberana de 700 trabajadores se determinó una huelga por 72 horas. Exigen un salario inicial de $ 15.000 pesos, mejores condiciones laborales, reconocimiento del ciclo trisemanal  de los trabajadores de campo, el pago del 100% de días domingos y feriados y, además, se denunció que la empresa Ledesma y la secretaría de Trabajo de la provincia “intentan pisotear los derecho de los trabajadores y utilizar la conciliación obligatoria para confundir, presionar y atemorizar a los trabajadores”.

Por su parte, los trabajadores del ingenio San Isidro (Salta) con bloqueos de la planta desde el jueves pasado se encuentran en paro por tiempo indeterminado. El conflicto comenzó el mes pasado cuando los trabajadores comenzaron una serie de medidas de fuerzas por las condiciones laborales imperantes en el lugar. El paro de actividades que comenzó en la última semana de julio y que, pese a las amenazas de despido de 100 trabajadores, continúa hasta nuestros días, es por el reclamo de 32% de aumento salarial.

Los trabajadores del ingenio El Tabacal desde hace meses llevan adelante la lucha por el 39% de aumento salarial y el sábado último, en asamblea, han decidido que, de no concretarse una respuesta positiva antes del próximo 18 de agosto se decretará paro por tiempo indeterminado.

Estos conflictos junto al asenso de la lucha y movilización de la clase obrera y los trabajadores en general en todo el país exigen una única respuesta política: la unidad de la clase. Unidad que se debe impulsar y entretejer desde las mismas bases de los trabajadores y que desde las mismas luchas apunten a superar el techo reivindicativo avanzando en la confrontación política con la burguesía y su Estado.

 

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