El discurso de ayer de la presidenta fue pura ideología por la defensa de sus intereses de clase dominante. Veamos:
- A las luchas emprendidas y mencionadas en nuestra página podemos agregar entre otras en este par de días:
- Se paraliza la atención en ANSES por protesta de los trabajadores.
- Se logró un aumento del 32% para obreros azucareros del Ingenio Ledesma y otros de Tucumán. En un estado de asamblea permanente.
- La Unión Ferroviaria cerró aumento salarial del 41,5% por 16 meses. Ante el peno estado de movilización de sus bases.
- Metalúrgicos de Río Grande (Tierra del Fuego) conquistaron un 36 %.
- Papeleros en estado de alerta tras fracaso en paritarias
- URGARA rechazó oferta del 29% y se complica la negociación paritaria.
- Alto acatamiento al paro de Canillitas en reclamo de paritarias
El lector de ésta página seguramente dirá que faltó mencionar este o aquel conflicto, damos la razón pero no se trata de un resumen de luchas y conquistas, se trata en todo caso encontrar la valoración política del estado actual de la movilización y organización en la cual nos encontramos.
Más allá de un discurso por demás cansador, la presidenta, un vez más fue elocuente en la defensa del papel del Estado como principal instrumento de la clase dominante para someter a las masas trabajadoras y populares. Centró su alocución en la defensa de las “acciones” del Estado en las empresas. Cosa que no abordaremos en éstas líneas, pero sí remarca que el poder de los monopolios atreves del Estado no le pierde pisada a la lucha de clases.
“La conflictividad” laboral es un dolor de cabeza para ellos. Una preocupación para los negocios que repercute en las Instituciones del Estado en el presente y el futuro.
Entiende la clase dominante y lo siente aún embrionariamente, que comienzan a introducirse políticas, métodos y organizaciones de carácter revolucionario y en ellas se depositan las primeras expectativas de un cambio radical en el enfrentamiento.
La defensa del Estado que hizo la presidenta tiene que ver con el desarrollo de las luchas de nuestro pueblo y su gran preocupación por sellar en el Congreso lo que no puede ser sellado en las barricadas.
El Estado concebido en el actual sistema capitalista, tiene entre otras motivaciones, la idea de la conciliación de las clases. El Estado sería “árbitro” entre los ricos y los pobres; esa idea es pura ideología de las clases en el poder y la presidenta no escatimó esfuerzo en enaltecerla. Intentó meter por la ventana la idea de defensa del Estado en función de un Estado Capitalista preocupado por las “acciones”, se “olvidó” de traducir esa frase a un lenguaje más simple y llano. Negocios.
El Estado actual, bajo el dominio de la oligarquía financiera, atraviesa una crisis política de largo tiempo, no hay miras en el horizonte que un “mecánico” lo pueda arreglar. Ellos están preocupados porque el camino de conquistas sigue abierto, se intensifica y se entrelaza con proyectos políticos revolucionarios.
Fugan para adelante y en una mano utilizan el engaño y en la otra el intento de disciplinar como se pueda este gran torrente de reclamos que en todas partes brota. La contracara de la lucha de clases expuesta, debe continuar por la senda de elevar la organización y entrelazamiento de este torrente de masas que sigue creciendo.
Elevar el nivel político atacando en todo momento el papel de este Estado y desmitificar su papel de “árbitro” entre ricos y pobres.
Elevar la guardia contra el oportunismo metido en el seno de la movilización, que es esencialmente reaccionario, y con sus propuestas de “lucha” progresistas y populistas quieren llevar la lucha de clases, ya entablada en un escalón superior, por el camino de defensa del sistema.
Intentan llevar la lucha política al plano electoral y desviar toda atención a la lucha revolucionaria por la construcción de un nuevo Estado en manos del pueblo movilizado. No fue inocente el discurso de ayer, la presidenta defendió el interés económico de su clase dominante, pero a la vez dio una “lección” de defensa del Estado al cual pertenece su clase con pura ideología, y algo de su maltrecha y andrajosa política.