La mina Veladero, ubicada en la provincia argentina de San Juan, que comprende una zona de explotación que llega hasta Pascua Lama, Chile, configurando un enclave dominado por la Barrick Gold en territorio de dos países “soberanos”, derramó 224.000 litros de cianuro en el cauce del río Jáchal, en la localidad sanjuanina del mismo nombre.
La noticia se conoció por la denuncia de los trabajadores de la mina, que rápidamente se propagó por la población del lugar. No tengamos ninguna duda que de no haber sido por esa denuncia, la empresa, el gobierno de San Juan y el gobierno nacional hubieran ocultado el hecho. La mega minería sigue causando estragos con la complicidad de los gobernantes, funcionarios de las trasnacionales mineras.
Inmediatamente el pueblo de Jáchal se movilizó y en asamblea en la plaza, decidió medidas concretas. Las movilizaciones populares han sido y son la única resistencia a los proyectos depredadores de estas multinacionales; y este caso no fue la excepción.
La denuncia y pronta movilización de los pobladores permitió conocer el hecho y obligó a resolver el cese de las actividades de la mina. Una vez más es el pueblo movilizado el que da muestras concretas de la defensa a ultranza de la naturaleza y la vida humana, valores que son permanentemente subordinados a la ganancia capitalista.
El derrame de cianuro es una parte de las calamidades que causa la explotación de las minas a cielo abierto. El cianuro que utilizan en cantidades fabulosas se utiliza para separar los metales preciosos (fundamentalmente el oro) de la roca. Pero además, millones de litros de agua son utilizados en ese proceso. Los pobladores describen que los caminos son cubiertos con excrementos para que no levanten polvo, dado que no hay agua para su riego. La provincia de San Juan era productora de cebolla y tomate, y hoy no lo es por la falta de agua.
De los “beneficios” prometidos, podemos decir que la provincia de San Juan recibe (por la totalidad de las explotaciones radicadas en la provincia) 103 millones de pesos por año. Según se calcula, esto es lo que las empresas ganan por la escoria de los minerales, es decir que las ganancias del oro, plata y demás minerales que extraen, se la llevan íntegras.
La situación de los trabajadores se da en condiciones extremas: no hay pagos de feriados; no pagan el trabajo insalubre; se trabaja a 4.500 metros de altura 14 días seguidos en jornadas de 12 horas, lo que provoca problemas cardíacos permanentes por el agrandamiento del corazón; hay problemas de silicosis, por el sílice que flota en el aire y se encapsula en los pulmones; hay trabajo en negro y utilizan a trabajadores eventuales para amenazar permanentemente con despidos a los trabajadores efectivos.
Las trasnacionales mineras son un Estado dentro del Estado; son el verdadero poder que decide sobre la vida de la población.
Y como decíamos más arriba, es el pueblo movilizado el único que presenta batalla contra las empresas y los gobernantes socios. Allí reside el poder soberano real, el que defiende los verdaderos intereses de los trabajadores, del pueblo y del territorio.