Con su habitual tono afectado de pequeño burguesa devenida funcionaria oligarca, la presidenta celebraba ayer en un acto de campaña, a través de la cadena nacional de radiodifusión, el pago de US$ 5.900 millones correspondientes al Boden 2015.
Como si fuera otro cuento de hadas, nos quería convencer de que dicho pago es una decisión soberana de un gobierno que defiende los intereses nacionales y populares.
Como en todo cuento, los personajes más detestables y ruines tienen su lado amable. Los tenedores de los bonos son «ahorristas»…con lo cual se quiere dar la impresión de que se trata de trabajadores, jubilados o amas de casa que fueron con su bollito de billetes arrugados a la ventanilla del banco a comprar dichos bonos. Esperaron durante años y ayer cobraron con intereses el capitalito que habían destinado a ahorrar privándose de gastarlos en otras compras necesarias que en su momento postergaron a fin de lograr un beneficio a largo plazo.
Las caras de felicidad de toda la claque presidencial y de los banqueros, funcionarios de compañías de seguros y demás burgueses oligarcas borraba detrás de sus muecas cínicas la imagen de los sufridos «ahorristas» del cuentito que nos contaba la mandataria para dejar ver la de los especuladores de bolsa miembros de la oligarquía financiera transnacional que se benefician con los esfuerzos y trabajo de los obreros y trabajadores en general que generan los recursos que el Estado brugués luego destina al pago de esos financistas.
Esos bonos, al igual que todos los bonos emitidos por el Estado burgués, no son más que mecanismos de apropiación de masas gigantes de plusvalía que sostienen la corrupción del sistema capitalista basada en obtener los recursos de toda la población laboriosa convertida en capital contante y sonante para el sostenimiento de la tasa de ganancia que indefectiblemente tiende a descender por ley inexorable del capitalismo. No constituyen, de ninguna manera, préstamos del capital internacional para cubrir las necesidades del país. Todos son recursos que se utilizan a favor de los monopolios que explotan trabajo proletario y recursos naturales envenenando el medio ambiente, malversando la fuerza productiva argentina e hipotecando la vida de las futuras generaciones.
No hay acto soberano, ni «ahorristas» sacrificados. Sólo existe especulación financiera, mecanismos de apropiación de la riqueza y capitales transnacionales que se benefician con intereses usurarios que nos hacen pagar a todos los sufridos sectores populares laboriosos de nuestro país, con el único fin de sostener este sistema basado en la explotación del hombre por el hombre.
Ningún político de la llamada oposición (de «izquierda» o de derecha) denuncia tal corrupción y saqueo. Sólo algunos «critican» la disminución de las reservas del Banco Central que significa el pago contado de dicha operación financiera, sugiriendo que debería hacerse de otra manera. En castellano franco, eso significa pagar con los mismos recursos pero a más largo plazo o envolviéndolo con otro paquete de regalo.