La información de los diarios nos dice que se autoriza la producción de los bitrenes que ayudarán a las economías del interior y que hace poquitos días, elecciones mediante, la autopista 25 de Mayo, en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuenta ya con el Metrobus. Ni qué hablar del ensanchamiento de la General Paz
Los argumentos fundamentales en que se basan los “avances sociales” son el ahorro de energía y el ahorro de tiempo para miles de trabajadores.
Por supuesto que nada se dice de los negocios que encierran estas decisiones y, mucho menos, denunciar el sistema capitalista, que lejos de dar una respuesta a las necesidades del pueblo, entrevera un parche descomunal al freno impuesto al desarrollo de las fuerzas productivas.
El sistema capitalista es caos. Su esencia, la producción de mercancías es anárquica. No está regida por la necesidad del Hombre, está regida para la ganancia.
El sistema capitalista necesita de los bitrenes para transportar “la nada”, si entendemos este concepto para explicar que el destinatario de la mercancía no es de fundamental interés para quienes las producen, o sea para las grandes mayorías productoras del planeta.
Es necesario en nuestro país producir “la nada” y quemar fuerzas productivas para “la nada”, el sistema capitalista está orientado a reproducir este fenómeno pues su génesis es ésta. El bitrén es un engendro, es un aviso notable de que el sistema capitalista frena las fuerzas productivas. El sistema capitalista considera un avance a la incapacidad de dar freno al transporte riguroso de “la nada”.
¿Será necesario un bitren en una sociedad socialista que desde el mismo inicio de la revolución comience un proceso atacando la división del trabajo que impone una separación tajante entre el campo y la ciudad?
De entrada, con una revolución socialista millones de fuerzas productivas Hombre comenzarían un camino de ruptura a ese flagelo que impone el capitalismo y la producción se identificaría con las necesidades planificadas de la sociedad y muy cercanas a la naturaleza.
Comenzarían a extinguirse en un largo proceso el derecho burgués y con él toda una cultura de consumismo irracional que está llevando al abismo a la humanidad.
En ese camino de pensamiento ya no sería un “logro” un “avance” tener un metrobus en una autopista, o un ensanchamiento de avenidas que mañana, de seguir con este sistema perverso, harán uno o dos pisos de rutas elevando la crudeza de una vida plagada de barbarie, quemando fuerzas productivas y atacando ferozmente a la naturaleza para emparchar “la vida”.
Por el contrario, la necesaria descentralización de producción de productos necesarios de alta calidad en armonía con la naturaleza no necesitará de grandes ciudades para albergar fuerzas productivas Hombre a contrapelo de castigar permanentemente a la sociedad en su conjunto.
No se necesitarán de autopistas, mucho menos de metrobus o ensanchamientos kilométricos de avenidas, seguramente en una primera etapa de la revolución el transporte colectivo se hará en consecuencia con una nueva sociedad que ya no requerirá de transportar “la nada” sino por el contrario deberá encontrar respuestas transportando productos útiles y necesarios de una economía capaz de respetar las necesidades básicas de una sociedad que impondrá nuevas cantidades y calidades al consumo.
No será ya necesario despilfarrar energía para “la nada”, no será necesario transportar tóxicos y generar tóxicos con traslados de mercancías que se producen para la “nada”, por el contrario se necesitarán cada vez más fuerzas productivas Hombre que eleven la calidad de vida desarrollando un manantial de productos que permitan al Hombre liberarse de las cadenas del consumismo.
Será un largo proceso de extinción de la cultura del individualismo impuesta por siglos de sociedades en donde la división de clases fue producto de los sistemas de explotación del Hombre por el Hombre, sin embargo estamos atravesando una época extraordinaria de la humanidad, una época en donde los procesos revolucionarios atacarán las bases en que se fueron desarrollando las sociedades en donde unos pocos detentan el poder de poseer los medios de producción y cada vez más cantidad de productores son arrojados a la miseria.
Desde esta perspectiva el bitrén y el metrobús ya inaugurados son la verdadera expresión de freno de las fuerzas productivas y riqueza que una sociedad humana puedan alcanzar.