Hace unos días, Cristiano Rattazzi, al frente de la automotriz Fiat, sintetizó en política el sentir de muchos “hombres de negocios” respecto a lo que estamos viviendo: “Que se defina rápido”.
Si nos remitimos hace unos meses atrás, no deja de sorprender (no por los dichos sino porque lo hizo público), las palabras del entonces vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan Carlos Sacco, asegurando que desde la entidad estaban «confiados» en que si Daniel Scioli es electo Presidente en las próximas elecciones, hará «los ajustes que hay que hacer”, considerando que “los empresarios no ven grandes diferencias” entre el precandidato kirchnerista y Mauricio Macri. Luego agregó: “No creo que haya espacio para cosas raras… con algún matiz, pero no hay grandes diferencias”…
“Estamos confiados en que Daniel es parte de este proceso. Creo que continuará el ciclo con los ajustes que hay que hacer. Acá hay ajustes por hacer, el propio Gobierno sabe que los tendría que haber hecho, pero no los puede hacer porque después de doce años no es fácil hacerlos”…
¿No es fácil o no pudo hacerlos?, agregamos nosotros. Esa es la cuestión.
Interesante leer las opiniones de estos personajes en momentos como éste, a días de la Parte II del circo electoral (balotaje); en donde desde los medios de la burguesía se intenta instalar que lo que está en juego es la disputa entre “dos proyectos”: uno “popular” encabezado por Scioli, un “modelo” hacia el objetivo de independencia nacional y la liberación; y otro “liberal y de derecha” con Macri al frente, que será una vuelta a los ’90, con su política reaccionaria “neoliberal”.
Nada más mentiroso y amañado que esto, por favor… cómo subestiman al pueblo.
Estos personajes son dos candidatos de la burguesía monopolista que detenta el poder; próximos gerentes en puja por ver quién administra los negocios de los que se adueñaron de nuestro país. Ni uno quiere un Estado “productivo” y “socializador”; ni el otro quiere un Estado “privatista” y “represor”. El Estado es de clase y pertenece a una minoría explotadora y opresora. Y harán lo que puedan hacer en defensa de sus intereses. Ustedes representan a esa clase en el poder, la burguesía monopolista, defendieron y defenderán esos intereses en desmedro de la resolución de los acuciantes problemas que padecemos los trabajadores y el pueblo.
En las palabras de Rattazzi, aparece clara la necesidad de la burguesía. Pareciera decir: terminen con estas boludeces que tenemos que seguir explotando sin distracciones a los trabajadores… Porque todas las “previsiones” de la burguesía, ratificadas por decenas de encuestadores, señalaban que con las elecciones primarias se resolverían la “gobernabilidad” y la “legalidad” necesaria para afrontar las “tareas” de ajuste y disciplinamiento del pueblo… pero todo se les fue por los caños y sólo consiguieron incrementar su crisis política.
En las palabras de Sacco, queda claro cuál es la visión de las grandes empresas: ellos actúan como clase, gane quien gane, ya se sabe por arriba cuál será la agenda.
Y allí justamente es donde aparece una cuña que nada tiene que ver con toda esta degradante caricatura de la política: el pueblo trabajador, movilizado y decidido a aprovechar este momento e ir por lo que nos pertenece.
No hay ningún cheque en blanco, está dicho. El ejercicio que venimos haciendo desde la lucha y la movilización condiciona al “nuevo gobierno”, y gane quien gane lo ubica en una situación de debilidad en sus intenciones de disciplinarnos. Esto generará, sin dudas, un ejercicio aún mayor de organización y movilización, fortaleciendo el surgimiento de una salida revolucionaria en marcha.
Y a la par, las luchas y las movilizaciones de los trabajadores y el pueblo, van derrumbado los muros del ocultamiento, dejando al desnudo el papel del Estado de los monopolios y sus gobiernos, comenzando a ensayar desde la democracia directa, nuevas formas de poder popular que harán posible la revolución.