La política es el arte de lo posible. Esta definición burguesa del término política se ha transformado en un ejemplo del “sentido común” que la ideología burguesa machaca y machaca hasta transformar en verdad absoluta. Así, se convierte en una muletilla que es repetida y reproducida en la vida cotidiana.
Tanto es así que toda una corriente de intelectuales populistas y reformistas, y de partidos políticos del mismo signo, no solamente que la expresan en palabras y conceptos sino también en la acción política que llevan adelante.
Por estos días, esta definición ha tomado una dimensión renovada ante la perspectiva de la definición en el balotaje del próximo presidente en nuestro país. Son innumerables los llamados a definir el voto y la acción política por uno u otro candidato de la burguesía monopolista.
Nos preguntamos:
– ¿Por qué el proletariado y el pueblo tienen la obligación de elegir entre uno y otro candidato de la burguesía para que éstos sigan sosteniendo la dominación de clase?
– ¿Qué es eso de que “se juega la patria” en una elección entre dos políticos que, más allá de cómo se vendan, han demostrado en toda su trayectoria ser representantes fieles de los intereses de los monopolios?
– ¿Dónde está escrito que la elección del menos malo de los burgueses se convierte en una táctica política para avanzar o retroceder en la lucha de clases?
– ¿Desde cuándo los cambios para las condiciones de vida del pueblo dependen de qué burgués es el que gobierne?
– ¿Por qué las fuerzas revolucionarias tenemos que tener “respuestas de salida” a la crisis de la burguesía?
– ¿Dónde y cuándo se ha demostrado que una política revolucionaria tiene que definir siempre y en cada momento cuál de las facciones de la burguesía es a la que vamos a seguir?
Éstas y otras tantas preguntas por el estilo condensan hasta dónde penetra la ideología burguesa, en sus variantes populistas y reformistas, intentando llevar nuevamente al movimiento de masas a un callejón sin salida, a un nuevo engaño y una nueva mentira que siga retrasando el reloj dela Historia.
Para los revolucionarios, para los comunistas, la política es la herramienta de la ideología; y nuestra ideología es la que representa los intereses históricos y actuales de la clase obrera y el pueblo argentinos. Por lo tanto, no estamos buscando quién nos “representa” mejor en este momento de la lucha de clases. Estamos interviniendo en la lucha de clases para que el proceso avance hacia la lucha por el poder, la destrucción del Estado burgués y la construcción del socialismo.
No queremos tener respuestas a la crisis de la burguesía, queremos que esa crisis se profundice para que al enemigo de clase se le haga cada vez más difícil y hasta imposible someternos; no buscamos qué burgués es el que más nos “conviene” para hacer política porque nuestra política y la política de la clase obrera tiene como fundamento esencial tener independencia de la clase dominante; estamos convencidos que el acto electoral arroja “mayorías” y “minorías” ficticias, mentirosas, y que nunca un acto de este tipo, en el marco de la dominación de la burguesía, es una acción libre y verdaderamente democrática del pueblo; sabemos y afirmamos que nuestro destino como clase, como pueblo y como país no puede ni debe estar atado al designio de la burguesía sino a romper definitivamente con sus políticas.
Es así como entendemos y hacemos política, política revolucionaria, como la actividad más noble y desinteresada que puede desarrollar el ser humano. La política como acción transformadora de millones tomando en sus manos su propio destino y no convalidando que una minoría explotadora nos siga sometiendo.
Por eso nuestra táctica ante esta situación política de nuestro país. La burguesía argentina sigue enchastrándose en el barro de su crisis política y no tiene que ser la clase obrera la que la ayude a levantarse sino la que se determine a terminar de una vez por todas con ellos.