Cuando los hechos se consuman en un acto único, es porque detrás de ellos hubo una acumulación necesaria de esos signos. Hay momentos en la historia, y este es uno de ellos, en donde la hipocresía “duerme el sueño de los justos” y las cosas aparecen tal cual son.
La última dictadura militar tuvo un ministro de economía que expresaría el verdadero contenido de la época. La concentración económica alcanzada hasta ese momento tenía que tener su correlato político en una nueva centralización política y a la vez en una adecuación del Estado burgués para poder llevar adelante ese complejo proceso.
Veamos: Martínez de Hoz, ministro de economía de la dictadura por cinco años, era una expresión abierta y desfachatada de la intervención de los monopolios en forma directa en las decisiones del Estado. Su currículum así lo indicaba. En 1963 fue su primera incursión en la cartera de economía por algunos meses.
Dirigió la Estancia Malal Hué, la aseguradora Buenos Aires Compañía de Seguros, y la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad; presidió la petrolera Petrosur y la financiera Rosafin, y, habiendo trabado relación con los Rockefeller, fue titular de la acería Acindar durante los años inmediatamente precedentes al gollpe de Estado.
El proceso de apoderamiento de los monopolios del Estado nunca antes había sido tan expreso, aunque sí con la “revolución” Libertadora esos hombres de la economía comenzaban a pesar con una calidad cada vez más superior.
De allí en más, la lucha de clases condicionó el lenguaje directo de la oligarquía financiera; frente a los ojos de las mayorías explotadas y oprimidas la oligarquía financiera tuvo que “guardar decoro” y los “Martínez de Hoz” siguieron avanzando en el Estado, sus empresas monopólicas no perdieron el tren de institucionalizarse y con la democracia burguesa terminaron de atar el Estado a sus negocios.
La lucha de clases los obligó a guardar formas una y otra vez, complicó políticamente ese andar necesario en lo económico. Los procesos de concentración se dieron a una nueva escala, pero su expresión en el Estado estuvo siempre condicionada a la lucha de nuestro pueblo.
El gobierno entrante intentará avanzar en ello. No es que el saliente no lo hiciera, pero lo cierto es que a partir del 2001 la lucha de clases puso en alerta al poder burgués y este estuvo obligado a guardar formas populistas y frenar de alguna manera el torrente de indignación que existía en todo el pueblo.
Se “guardaron” algunas formas, pero en éstos años pasados se solidificaron los monopolios en el Estado. Automotrices, alimenticias, negocios agro-industriales, mineras etc. tomaron el control cada vez más activo de las decisiones del Estado con la presencia de algunos gerentes
El gobierno entrante intentará hacer un ajuste de tuercas, acondicionar el Estado de los monopolios, pero no tiene margen para insistir con el engaño y el populismo. Necesita intentarlo con un lenguaje directo y llano, probar fuerzas contra el pueblo y para ello hace su primera afrenta al mismo. Pone a los gerentes de los monopolios a dirigir en forma clara y transparente LOS MINISTERIOS, LAS SECRETARÍAS y otras jefaturas; es decir, transparenta todo lo que en la democracia burguesa hipócritamente se quiso de una u otra forma ocultar.
Este signo de debilidad política nace condicionado y a la vez es una apuesta muy alta frente a los ojos de la gran mayoría del pueblo, expone en forma clara el enemigo a combatir.
La oligarquía financiera no se escuda ni puede utilizar ya el engaño y su careta populista es aplastada por la lucha de clases. Es muy difícil volver de tal jugada, es un acto al todo o nada, caricaturesco de viejas épocas que expresa debilidad.
Para respaldar esta aventura política, entre otras se dispuso de éstas “personalidades”:
- Alfonso Prat-Gay (también funcionario de los Kirchner en la primera etapa) será el ministro de Hacienda. Integró el equipo investigaciones económicas del JP Morgan en Nueva York y Buenos Aires entre 1994 y 1999, y luego asumió como jefe de Investigación de Monedas en JP Morgan en Londres, hasta 2001.
- Gustavo Marconato, como secretario de Hacienda; el santafesino que en 2012 estuvo al frente de Aerolíneas Argentinas y un kirchnerista que presidió la Comisión de Presupuesto, pero que siempre tuvo un buen diálogo con el ministro de Economía designado por Mauricio Macri.
- Pedro Lacoste, como Secretario de Política Económica. Lacoste fue su socio en la consultora Tilton Capital y lo acompañó en el Central en 2002.
- Marcelo Griffi será secretario legal y administrativo, quien ya trabajó como síndico del Banco Central hasta 2005 durante la gestión de Prat Gay.
- Luis Caputo, ex Deutsche Bank, ocupará el cargo de secretario de Finanzas.
- Ariel Sigal, ex directivo de JP Morgan y Deutsche Bank, se espera que “acomode” la causa contra los holdouts.
- Francisco Cabrera asumirá al frente de la cartera de Producción. Fue director ejecutivo del diario La Nación, integró el directorio de los diarios Los Andes, La Voz del Interior y Expochacra y trabajó en Hewlett Packard, el Grupo Roberts/HSBC; además fue fundador y CEO de Máxima AFJP.
- Leonardo Sarquís, ex gerente general de la división de semillas de la multinacional Monsanto, será quien manejará la política agropecuaria de la provincia de Buenos Aires, centro de la producción agraria del país.
- Susana Malcorra, la canciller designada, fue una de las primeras mujeres en tener el cargo ejecutivo más alto en una empresa local, cuando en el 2001 se puso al frente de Telecom. También fue directiva de IBM.
- Gustavo Lopetegui, CEO de LAN Argentina, fue elegido para secundar a Marcos Peña en la Jefatura de Gabinete, como una suerte de «manager económico». Con 56 años, Lopetegui fue el fundador de la cadena de supermercados EKI en plena crisis de 2001. También ocupó la dirección de Milkaut y creó una firma exportadora de quesos.
- Mario Quintana (cofundador y presidente de Farmacity y del Grupo Pegasus, controlante de Farmacity, Freddo, Tortugas Open Mall y negocios inmobiliarios, de tecnología y alimentos), será junto a Lopetegui otra “mano derecha” del jefe de Gabinete, encargados de moderar y coordinar las reuniones de los ministros que integran lo que Macri definió como «gabinete económico».
- Guillermo Dietrich, designado en Transporte, es economista de la UCA. Se desempeñó durante 20 años en el sector privado, en la empresa de su familia, una de las principales concesionarias automotrices de Argentina.
- Juan José Aranguren, en energía. El ex presidente de Shell estuvo al frente de la petrolera por más de una década, dejó la firma en la que trabajó por 37 años para unirse a Cambiemos y comenzar a alistar a los equipos técnicos del espacio macrista.
- Isela Costantini, presidenta y directora ejecutiva de General Motors (GM) para Argentina, Uruguay y Paraguay, se hará cargo de la conducción de Aerolíneas Argentinas. Es la actual presidente de ADEFA, la entidad que nuclea a las terminales automotrices.
- Mario Agustín Dell’Acqua, ex directivo de Techint, asumirá en los próximos días al frente de Intercargo, la empresa estatal que presta servicios en tierra a las aerolíneas.
- Marcelo Villegas, director de capital humano de Telecom, al ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires
- Miguel Puente, director de recursos humanos de Techint ingresará al Ministerio de Trabajo, ocupando el tercer lugar en jerarquía luego del ministro Jorge Triaca (h) y Ezequiel Sabor.
- Gustavo Arribas estará al frente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Este “buen señor” formaba parte de la empresa HAZ Football World Wide Limited, con sede en Gibraltar, que intervino y cobró la comisión como intermediaria por el pase de Carlos Tévez al Corinthians, concretado en alrededor de u$s 20 millones, a través del grupo MSI, cuya cabeza visible era el iraní Kia Joorabchian; implicado además en triangulaciones para la venta de jugadores (el caso paradigmático fue la operación de Gonzalo Higuaín).
- Fernando Marín se hace cargo del Fútbol para Todos. Estuvo al frente de Racing Club entre 2001 a 2006, con el gerenciamiento de Blanquiceleste S.A. Terminó con la quiebra de la empresa.
- El gobierno tendría decidido dejar “un tiempo” a Miguel Galuccio como gerente general de YPF. El funcionario estrella de la era K ya trae un lindo prontuario: empleado de YPF en la segunda mitad de los 90, actuó bajo la dirección de Repsol hasta que fue trasladado a Indonesia por YPF Internacional en 1999. Luego paso a ser director de IPM propiedad de Schulmeberger, abriendo enormes y multimillonarios negocios a dicha compañía, entre ellos con PEMEX y la British.
Como puede verse, el poder económico más concentrado está al frente del “nuevo” gobierno argentino. Intentarán gobernar creyéndosela desde los votos.
Pero el escenario que los espera dista mucho de ese deseo. La debilidad política es más que manifiesta y la lucha de clases es lo que les marcará la cancha.