Acorralada por la urgencia de los negocios y el precioso tiempo perdido en la maratónica contienda electoral que llevó casi todo el año, la burguesía monopolista profundiza sus grietas y llueven opiniones de sus miembros sobre las medidas que el gobierno de Macri debe tomar en forma urgente. Mientras, otros, se muerden la lengua y esperan impacientemente los tiempos políticos del gobierno. Todos quieren soluciones con definiciones claras que conduzcan a la baja de la masa salarial.»¡Para eso es que hemos conformado un gabinete gubernamental con nuestro CEOs!», parecieran gritar.
Rattazzi, director de Fiat Chrysler, en un brutal «sincericidio» manifestó que «para el valor actual del dólar, los salarios no son competitivos», pretendiendo que suba el dólar para que bajen los salarios. Por su parte el grupo Techint, amenazó con que si sus obreros y trabajadores de Siderca (la fábrica que tienen en la localidad de Campana, Pcia. de Buenos Aires) no aceptan cobrar el 60% de sus salarios, van a echar a unos 400 ó 600 obreros.
Por su parte, ante la declaración del gobierno referida a que sería conveniente retrotraer los precios a la situación que tenían a fin del pasado mes de noviembre, La Serenísima y la Cámara de polleros se bajaron del programa de «precios cuidados», en un flagrante acto de desacuerdo. Cabe acotar que Pagani, directivo de Arcor que acaba de comprar el 25% de la empresa lechera era hasta hoy uno de los máximos defensores de Macri candidato a presidente.
Es que, la irracionalidad de los negocios no admite tiempos políticos de ningún gobierno aunque, como el actual, exhiba a los CEOs más capacitados en los puestos ministeriales como contribución forzada y necesaria de grandes sectores monopolistas.
El aparato productivo está presto a aumentar la producción al ritmo de las inversiones ya implementadas, por ejemplo en la industria automotriz, en sectores de la siderurgia, la producción agropecuaria que tiene nuevos y grandes compradores, el sector de la construcción de obras públicas e inmuebles para la especulación inmobiliaria, la industria energética, y otros más. Es como los caballos del hipódromo que están esperando la apertura de las gateras.
Pero la situación política marcada por la actitud firme de las masas, no está a la altura de lo que la burguesía necesita, es decir, no hay lugar para el disciplinamiento a la baja del salario. La debilidad política y la confrontación intermonopolista más aguda se evidencia a cada paso del gobierno, y de los representantes de los diversos monopolios. Cada uno atiende a los intereses de cada uno sin contemplar los intereses de su propia clase. La famosa frase de Marx, la cual citamos de memoria y por ello la reproducimos con posibles errores: «el último burgués venderá la soga con la que su verdugo lo va a ahorcar», hoy es más clara que el agua y describe con precisión la situación de la oligarquía financiera.
Mientras que en la mañana Macri, acompañado de la gobernadora de Buenos Aires y varios miembros de su gabinete, anunciaba, con aire triunfal exhibiendo la muestra de las medidas que su gobierno irá tomando, la eliminación de las retenciones a las exportaciones de trigo, maíz, carne, productos regionales y la disminución en 5 puntos de las retenciones a la exportación de soja, se producían los desacoples sonoros y desafinados ya descritos en la orquesta oligárquica. De tal manera que, quien aparece ante los ojos de la sociedad como su director, no puede disciplinar a su propia tropa detrás del nuevo gobierno que tiene menos de una semana, y pretende disciplinar a la clase obrera y al pueblo en general. La imagen del «director» queda desdibujada y se pone en evidencia que su gobierno y su equipo de ministros notables no satisface a quienes manejan los hilos de los capitales.
Ellos quieren ya la baja del salario. Con esto queda claro que la confrontación entre los intereses de la oligarquía financiera y de la clase obrera y el pueblo son opuestos. Para que los primeros hagan negocios con la rentabilidad que pretenden deben bajarse sí o sí los salarios de todo el país.
También queda claro que los despidos, y las maniobras de disminución de puestos de trabajo no se deben a falta de producción sino a todo lo contrario. Es decir, aumento de producción con aumento de productividad. En simple castellano: menos gente para producir más, mayores ritmos de trabajo, etc., en suma, disminución de la masa salarial en todo el país.
Allí está el meollo de la unidad de la clase obrera y de trabajadores y pueblo en general. La lucha planteada es en el plano político e involucra a las clases y sectores explotados y oprimidos que conforman todo el pueblo.
Pretender achicar el abanico intentando defender desde lo sectorial en forma parcial el salario, es no comprender la magnitud del problema. Los revolucionarios debemos encarar con firmeza y amplitud la contienda ya abierta, explicando con claridad la situación y marcando a fuego que se trata de una lucha política que debe jugarse en todos los rincones del país con unidad. No puede encararse desde lo gremial solamente. Allí nos van a querer llevar la burguesía, los gremios, el reformismo y el oportunismo de toda laya, pero nosotros debemos plantear en cada fábrica, parque industrial, barrio, etc. que se trata del achicamiento de la masa salarial de todo el país.
Se comprende así que la cesantía con la que amenaza Siderca y la devaluación que pretende Rattazzi tienen en común que pretenden grandes proyectos productivos con una disminución importante de la masa salarial. Los ejemplos que ocurren en otras empresas y áreas estatales cuya planta se quiere disminuir, pueden ser múltiples tales como eliminación de puestos de trabajo, tercerización de sectores fabriles, eliminación de personal de planta y su reemplazo por contratados con sueldos inferiores, etc. Pero todos apuntan a la disminución de la masa salarial.
La unidad no sólo tiene que darse al interior de la fábrica y las empresas de toda índole, sino también en el parque industrial y con las poblaciones circundantes, estamos hablando de una unidad de todo el pueblo porque en la medida en que podamos hacer retroceder a la burguesía en su aspiración de bajar la masa salarial, logrando aumentos, bonos de fin de año, paritarias sin techo y sin cuotas, lograremos mejores estándares de vida en todos los sentidos no sólo en el estrictamente económico, a la vez que los debilitamos más en el camino de desprendernos de toda esta lacra que nos oprime. Por eso es una lucha de todo el pueblo laborioso contra la burguesía monopolista y su gobierno.