La gerente de Aerolíneas Argentinas viene de gerenciar General Motors. Además de estar en la cúpula de ADEFA.
General Motors, como todas las automotrices, recibió los favores de su propio Estado. Años de subsidios, fueron arte y parte en todos los proyectos que fueron diseñando la legalidad burguesa para favorecer una mayor centralización económica.
Sin embargo esa situación no fue suficiente para avanzar aún más en las decisiones estratégicas, la lucha de clases fue acomodando esa impune soberbia de centralizar políticamente, La crisis política en que navegó la clase dominante y que tiende a profundizarse, ha requerido la presencia desembozada de los “gerentes” de las multinacionales al mando de las decisiones del Estado.
La presencia de esta señora no es casual, a la altura de cualquier ministro por el cargo que ocupa Constantini debatirá en el seno de la “cofradía” o equipo económico las políticas a seguir. Una mesa en donde cada gerencia monopólica tiene su representante y cada una de ellas intentará marcar un camino que favorezca sus negociados globales y en el ámbito nacional.
Es un gabinete económico de pesos pesados que los une sólo el espanto contra el pueblo.
¿Será ésta una mesa entre leales caballeros y honradas damas? ¿O, en definitiva, no será un gabinete de guerras abiertas? Esto último será, sin dudas, lo que ya está aconteciendo y lo que se seguirá profundizando.
En esa mesa están sentados quienes necesitan un dólar alto para mejorar la “competitividad” y así vender en dólares, cobrar en dólares y pagar una mano de obra devaluada. Otros, por el contrario, necesitan un dólar más bajo porque sus negocios los hacen con pesos pero reclaman mayor rentabilidad a costa de “quitar los subsidios” y de esa manera achicar el poder adquisitivo de las masas. Como vemos todos coinciden en achatar el salario, extraer mayor plusvalía y hacer recaer la crisis en los trabajadores.
Ese gabinete de gerentes empresarios es una bolsa de gatos. A modo de ejemplo, la señora Constantini seguirá expresando los intereses de las automotrices y de todo lo que de ello dependa, entendiendo que las automotrices realizan negocios de toda índole, financieros, inmobiliarios, son parte de gerencias bancarias etc. En ese gabinete están las privatizadas, poseedoras de muchos pesos, los monopolios que producen fundamentalmente para el mercado interno, poseedores también de pesos ya devaluados.
La lucha de clases no calmará las aguas revueltas de ese gabinete, por el contrario azuzará y descentralizará cotidianamente la política a seguir por el núcleo de poder.
La crisis política del poder se profundizará por cada toma de decisión.
Mientras que el superministro Prat Gay ha perdido la calma y su “hombría de bien” se fue al basural de donde viene, su encendido discurso tuvo dos destinos: uno natural de su clase y del Estado que defiende, fue dirigido al pueblo, pero además, el mensaje fue para alinear a su tropa que de ninguna manera dejará de operar por sus negocios. Así encuentra este “buen hombre” que lo único que los une es su odio contra la clase trabajadora y allí coinciden con querer subordinarla, pero para ello se necesita alta centralización política y un cierto aval de masas para ejecutar políticas de alto contenido antipopular.
Ninguna de las dos condiciones está dada. Lo único cierto y sensato será que a cada intento de apriete contra el pueblo la reacción será inmediata, con más movilización y enfrentamiento, posibilitando avanzar un paso más en la organización política del pueblo que por un lado frene cada intento de golpearnos y por el otro y simultáneamente preparar en la lucha las fuerzas políticas revolucionarias que sigan profundizando la acumulación de fuerzas hacia la revolución.