Para recomponer la tasa de ganancia de los monopolios, el gobierno ha tomado una iniciativa política contra la clase obrera y todos los asalariados.
Lo que se devaluó fue el poder de compra de cada trabajador y a partir de allí la embestida no se hizo esperar. ¿Podrían haber sido de otra forma? Desde ya que no, la clase dominante tenía que tomar estas iniciativas sí o sí y nada nos sorprende.
Pero a la acción de la burguesía, a esa iniciativa política contra el pueblo, la reacción no se hace esperar. No son los tiempos de Menen en que con el “viento de cola” de la ola contrarrevolucionaria en el planeta, su discurso y acción se centraban en la famosa frase “ramal que para, ramal que cierra”, una clase dominante que, con cierto aval de un sector popular marchó, no sin enfrentar luchas, por el andarivel ofensivo.
Los tiempos han cambiado, no han pasado más de veinte años en vano, ni la clase dominante es la misma ni el pueblo es el mismo.
Como primera respuesta en la nota del miércoles pasado en esta misma página dábamos cuenta de la conquista en estos días de un bono. Varias empresas tuvieron que otorgarlo ante el mar de fondo existente entre los trabajadores. El «empresario» Moyano dijo: no nos van a condicionar. Sus pares no se bajan de un treinta para paritarias. Lo cierto es que la respuesta y la actitud de la clase obrera y los trabajadores es eminentemente política, la batalla está en ese plano y todo indica que no sólo la moneda está en el aire, ya el costo político para el gobierno es muy alto para poder enfrentar la etapa que se avecina.
Nuestra propuesta es con paritarias o sin ellas ¡50 %! Y ningún despido.
Entendemos que en lo fundamental esta lucha es política aunque no deja de tener importancia concreta la reivindicación económica.
Es esencialmente política porque en este enfrentamiento los revolucionarios deberemos fortalecer e incrementar todas las fuerzas políticas independientes del poder burgués. Son momentos en donde la lucha que está viniendo desde abajo debe permitir robustecer todo el proceso de unidad creciente con las metodologías revolucionarias de la experiencia propia del pueblo.
A la profundidad de la grieta interburguesa ya abierta se le corresponde intensificar no sólo la lucha sino, y sobre todo, las organizaciones independientes que nada tienen que ver con las divisiones que se quieren instalar en la clase obrera.
En estas circunstancias en donde se impone el reclamo del 50% los revolucionarios deberemos levantar la mirada, pues este torrente que se está desarrollando no sólo conquistará el reclamo sino que en ese transcurrir deberán fortalecerse las organizaciones que, venidas desde abajo, independientes de la burguesía, se fortalezcan hacia el camino de la lucha por el poder.
El oportunismo electoral, aunque petardee y bravuconee en definitiva intentará instalarse como garante del sistema. Intentarán usar, como lo han hecho siempre, el proceso de incremento de la movilización para desviar el camino de la revolución.
Se equivocan el subestimar a la clase obrera, menos aún cuando las propuestas revolucionarias han comenzado a aparecer y en algunos casos a erguirse como alternativa al sistema.