Mientras en el frío de Davos, el nuevo gerente de los monopolios, Mauricio Macri hace chistes y habla de que vamos a solucionar todos los problemas «con equipos y con el diálogo», en la Argentina que hierve literalmente, la caldera está que explota. Con más de 750 mil usuarios sin luz en Buenos Aires, y otros sin contabilizar en el resto del país, poca agua potable en medio de inundaciones importantes en la zona del litoral y noreste con consecuencias que podrían haberse evitado o minimizado mediante obras que nunca se hicieron, despidos en masa en reparticiones públicas, dengue en la mayoría de las provincias producto de ausencia de políticas preventivas, etc.
En un mes ya hicieron todos los papelones posibles. Comenzó este gobierno alegremente bailando y cantando, lo cual se veía que hacían bastante mal, y eso ya era el preludio de lo que vendría.
El desprestigio del gobierno, el que se está expandiendo día a día, es exponencial a pesar del cuidado que le dispensan los medios de comunicación.
Hay cientos de protestas, movilizaciones y paros generados en forma espontánea por los trabajadores, desde Tierra del Fuego hasta la Quiaca, desde el Este hasta el Oeste con las organizaciones ambientalistas, contra la megaminería, etc.
Cientos de problemas para pelear, los dos conflictos mayores: el deterioro del salario y el de la pretensión de domesticar a la clase trabajadora.
Hoy no alcanza con denunciar y marchar contra este deterioro, hay que seguir uniendo todos estos conflictos, seguir organizando la unidad del pueblo y la clase obrera a fin de enfrentarlos y conquistar.
Seguir peleando por un aumento mínimo de 50 % de salario, con o sin paritarias, en contra de la inflación, con las metodologías que tenemos incorporadas en estos últimos años, que nos han dado los mejores resultados, como el estado asambleario y la democracia directa surgida de la autoconvocatoria.
La clase obrera y el pueblo ya demostraron en cientos de hechos que, por el camino del enfrentamiento a estas políticas de los gobiernos de turno, podemos lograr lo que nos merecemos, que es tomar las riendas de este país, en donde seamos los trabajadores, los que producimos, unidos a los sectores populares oprimidos, los que tomemos las decisiones.