En medio de un creciente descontento social por el insoportable aumento de precios y la galopante inflación, el gobierno de la burguesía no se queda de brazos cruzados e intenta avanzar con sus planes de ajuste a los bolsillos de los trabajadores. Así, se anuncia ahora un aumento en las tarifas públicas de la luz.
La resolución 6 del Ministerio de Energía y Minería, que encabeza Juan José Aranguren, (recordemos: ex presidente de Shell, al frente de la petrolera por más de una década, en la que trabajó por 37 años) dispuso un incremento superior al 140% en el precio mayorista de la energía, que se utiliza de referencia en el sector de generación. Esa modificación provocará incrementos superiores al 350% (en Buenos Aires) y otros altos porcentajes en el resto del país, en el precio de la electricidad que pagamos los usuarios “de a pie”. Las facturas -desde el próximo lunes 1 de febrero- llegarán a los hogares de la ciudad de Buenos Aires todos los meses y no de manera bimestral como hasta ahora, un artilugio para que el mazazo “parezca” menor…
Ya se sabe que pretenderán más aumentos: el informado ayer sólo aplica sobre el sector de generación; el gobierno de los monopolios ya planteó que “faltan más ajustes” para las transportadoras y las distribuidoras de luz. Lo que están haciendo es preparar el terreno para intentar aplicar -después de abril- un nuevo incremento en el precio de la energía.
Está muy claro que el gobierno de Macri, defiende a ultranza los intereses de lo más concentrado de su clase, la burguesía monopolista. Lo paradójico es que pretendan que recibamos felices este aumento; parecen decirnos que deberíamos estar contentos, porque en definitiva el pueblo sería el beneficiado… supuestamente, los recursos que junten con estos nuevos cargos estarían destinados a financiar nuevas redes, mejorar el servicio eléctrico, atraer inversiones y bla, bla, bla… Aranguren subestima al pueblo y Prat Gay minimiza el hecho. SIEMPRE, los gobiernos burgueses hacen esto desde que se tenga memoria: intentan el engaño.
Esto ocurre frente a los permanentes cortes del servicio eléctrico que venimos padeciendo en este verano, lo que desnuda una verdadera trama siniestra en manos de los que detentan el poder.
El aumento de los peajes de toda el área metropolitana, por donde circulan millones de vehículos por día, es otra muestra de ello; lo que no sólo repercute en el transporte “individual” de los que transitan en auto sino en una serie innumerable de costos de servicios que paga el pueblo trabajador cada día.
Todas las penurias que padecemos radican en un aspecto que se pretende ocultar o tergiversar pero que es el esencial: esto es capitalismo, un sistema basado en la opresión de la burguesía contra el pueblo, basado en niveles de concentración económica cada vez en menos manos cuya riqueza crece exponencialmente. El incremento en las ganancias de los monopolios está basado en la cada vez mayor explotación a las masas trabajadoras y populares.
Hemos desenmascarado en varios artículos publicados recientemente uno de los caballitos de batalla de este gobierno burgués: “si a los empresarios le va bien, al pueblo también le va a ir bien”. La realidad (históricamente) demuestra que sólo a la burguesía le irá bien, aumentará sus ganancias despojando a la clase obrera y al pueblo con distintos mecanismos: ajustes, tarifazos, inflación o planchando nuestros ingresos. Allí es donde este gobierno de los monopolios dirige toda su artillería política.
Pero aquí no hay engaño que valga. Serias muestras de luchas obreras y populares se plantan y no están dispuestas a retroceder en ninguna conquista. Por el contrario, se profundizan los niveles de enfrentamiento sin caer en las trampas del reformismo y el populismo, porque se sabe que la única forma de conseguir mejoras en nuestra condición de vida es arrancándoselas con la lucha a la burguesía y a su gobierno.
Sólo el pueblo en las calles, con su movilización, pondrá límites a este y cualquier nuevo ajuste de cuentas que pretenda la oligarquía financiera.
En cada barrio, en cada fábrica, la unidad por abajo de la clase obrera y el pueblo contra el ajuste, debe hacerse sentir ejerciendo la movilización y la acción directa.