Mientras la guerra entre facciones de la oligarquía financiara minuto a minuto es avivada por la crisis estructural del imperialismo, el pasado miércoles en Nueva Zelanda tras 5 años de negociaciones secretas, Estados Unidos junto a 11 países -Australia, Nueva Zelanda, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam- firmaron el llamado Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) por el cual se crea una zona común de libre comercio.
Hay que aclarar que si bien las naciones juegan un papel, lo hacen desde la óptica de una globalización que determina hoy la crisis política y económica del imperialismo. ¿Quién es quién cuando no hay centralización política?
Esta alianza, que en conjunto comprende el 40% del PBI del mundo y se encuentran unos 800 millones de habitantes, tiene como objetivo hacerse con el control por parte de Estados Unidos de esa porción del PBI global, para fortalecer su posición en la disputa interimperialista.
Así lo manifestó Obama, asegurando que sin el TPP China “seguirá vendiendo en nuestros mercados y tratará de seducir a nuestras empresas, manteniendo sus mercados cerrados. Cuando más del 95% de nuestros clientes potenciales viven más allá de nuestras fronteras, no podemos dejar que países como China decreten las reglas de la economía mundial”.
El acuerdo abre un proceso de dos años para que los países miembros confirmen individualmente el tratado, y para su concreción es necesaria su ratificación por al menos seis de los firmantes originales. Ya los gobiernos de Nueva Zelanda, Australia, México, Perú, Chile, Malasia y Brunéi aceleran los pasos para ratificar el acuerdo.
Que en definitiva no dejan de ser medidas desesperadas que no miden consecuencias.
¿Qué significa para los pueblos el acuerdo firmados por sus gobernantes?
Entre lo poco que ha salido a la luz se destaca:
El TPP eliminará hasta 18.000 impuestos que se aplican a exportaciones de Estados Unidos y el “made in usa” dominará y destruirá las economías locales.
Demolerá los salarios de los trabajadores, incluso el de los estadounidenses, que deberán competir con los salarios de 2.75 dólares al día de países como Vietnam.
Los miembros aceptaran el arbitraje privado frente al reclamo de los monopolios por perdidas en las ganancias. En pocas palabras entregar soberanía y privatizar la justicia.
Extensión a 20 años de patentes y reconocimiento de la propiedad intelectual. Ejemplo: Monsanto podrá cobrar el canon por sus transgénicos que reclama en todo el mundo y se prohibida la fabricación de medicamentos genéricos.
Pese a la sorpresa y el “secretismo” de los acuerdos firmados a espaldas del pueblo por los gobiernos, ya se alzan las voces de rechazo en Chile, Perú, se movilizan denunciando la entrega en Nueva Zelanda y los sindicatos de Canadá, EEUU y México del sector automotriz y autopartes.
“La burguesía propone y la lucha de clase dispone”; y los trabajadores y los pueblos tienen la palabra y la acción para hacer fracasar esta infamia imperialista.