El presidente Macri anunció ayer “inversiones” de la cadena de supermercados Coto en la sucursal que la firma posee en la localidad bonaerense de Ciudadela. Durante el acto, se informó sobre la construcción y o ampliación de nuevos centros de la cadena de supermercados, 5 en total.
«También nos queremos preocupar por los precios» (textual) señaló el ingeniero a cargo del Ejecutivo, y hablando de inflación señaló que “se pone como objetivo reducirla en tres años”… Por si esto fuera poco, les pidió a los supermercadistas que “publiquen en Internet los precios de los artículos que venden, para que cualquier argentino pueda chequear dónde se encuentra el mejor precio y así defender su salario”. Y hay más.
Este nuevo mecanismo (muy “creativo”, por cierto) se trataría de una App (sí, de una aplicación para los teléfonos celulares Smartphone) que “enlazada” con los precios que publicarán las cadenas, nos va a indicar a los ciudadanos de a pie dónde es más barato ir a comprar un kilo de azúcar o un litro de leche… Eso sí, con el GPS de celular activado, la nueva App PRO nos va a indicar cuál es el súper más cercano a dónde deberíamos ir… Inclusive hasta parece que te va a armar un recorrido con las alternativas de cómo viajar.
Así las cosas, por ejemplo, si la App le indica a uno que dos de los 5 productos que uno necesita comprar están en el súper A, deberíamos ir a comprarlos allí; pero si el tercer producto está en el súper B, ese lo compramos en esa otra cadena y así sucesivamente hasta llegar a la letra Z… Si alguno de nuestros lectores piensa que esto es una joda, lamentamos informarle que es totalmente verdad.
Demás está decir que esta “iniciativa” no resuelve la cuestión de la suba de precios que padecemos millones, ya que después del anuncio de la devaluación los precios aumentaron en porcentajes siderales. Está claro que este Gobierno no ha adoptado ninguna medida para controlar o frenar los aumentos; por el contrario, cada medida que toma los promueve.
Cada día que pasa, los trabajadores vemos demolidos nuestro ingreso. El nivel inflacionario es parte de lo que nos golpea cotidianamente: el capitalismo en su máxima expresión. Niveles de producción que se mantienen o aumentan y un salario qué, por h o por b, es siempre inferior en su poder adquisitivo.
Intentan embretarnos en un debate sin sentido, cuando se plantea que las cadenas de supermercados están especulando, como si dentro de este sistema alguna vez no lo hubieran hecho o, lo que es peor, que hay una posibilidad de tener empresas que no especulen en el futuro. Grandes monopolios como las cadenas de distribución son los que realmente deciden las políticas que cada gobierno de turno debe implementar, son parte del poder y su esencia es la especulación.
Lo que siempre intentará ocultar la burguesía es que lo que pone en movimiento todas estas enormes ganancias para unos pocos es la mano del obrero, que es realmente la que a través de la transformación, produce la mercancía.
Allí radica la verdadera disputa: producir con una mano de obra eficiente y que su salario sea cada vez menor. Por eso decimos que toda reivindicación que vaya contra el objetivo de mayor productividad (o sea, mayor explotación) es, además de ponerles una piedra en el camino a ellos, una mejora en nuestras condiciones de vida dentro de este sistema y nos brinda una luz de esperanza en el camino hacia un futuro más digno.
Más aún cuando la lucha se planta por fuera de las reglas de juego de las instituciones de la burguesía (incluidos los sindicatos-empresas) y los trabajadores deliberamos y ejercemos nuestro poder, por encima de cualquier aparato burocrático.
En ese recorrido que ya estamos trazando como clase, comienza a despuntar que hay un proyecto revolucionario que está caminando. Cuando esa calidad comienza a cambiar a favor de la revolución, nuevos retos aparecen en la escena de la lucha de clases. Son fuertes las presiones que intentan reemplazar el poder en formación desde las bases por expresiones alejadas de las mayorías.
Pero se anuncian las nuevas calidades. La distancia que hay hoy de este nuevo proceso con el poder político dominante, ubica a la burguesía en medio de una crisis muy profunda. Ellos por un lado, zapateando en el aire como pueden y, por el otro, el proyecto revolucionario, que comienza a expresarse materialmente en decisiones políticas por fuera de las instituciones del Estado. Y contra eso, no hay “App” que valga.