«Estoy listo para ser la voz para defender los derechos humanos en todo el mundo Argentina quiere ser parte de las naciones que están luchando contra el terrorismo y el tráfico de drogas y la defensa de los derechos humanos y la democracia»… Estas palabras pertenecen al presidente Macri y fueron vertidas en una entrevista reciente en el Washington Post.
La próxima llegada del señor Obama hace decir estas cosas que no tienen nada que ver con la realidad, o mejor dicho que tienen exclusivamente que ver con sus negocios como clase. En función del alineamiento político a facciones de la oligarquía y sus grandes negocios, “si tenemos una actitud abierta y justa para un acuerdo final” dijo. Ello es toda una definición, pues no sólo hace referencia únicamente a Paul Singer y su mafia financiera mundial, de estafas, usuras y especulación con las ganancias, que son por supuesto producto de la explotación a la clase obrera y el despojo a nuestro pueblo y los pueblos del mundo. Agegó que también “estamos hablando de energías renovables… además de gas esquisto (y producción de alimentos), sectores estratégicos que pueden crecer mucho y podemos duplicar nuestras exportaciones en menos de 10 años”… “Tenemos que exportar productos de mayor valor agregado a china, no solo materias primas y podemos comprar de ellos parte de la infraestructura que necesitamos”.
En el marco de la crisis mundial los negocios del capital están pululando constantemente, yendo de una región a otra del paneta, afincan allí donde más ventajas pueden llegar a obtener en pos de la ganancia, son las llamadas inversiones que Macri y la férula de los CEO que lo acompañan no se cansan de hablar. La visita de Obama resuelta al final de esta entrevista, según lo dice el diario, habla a las claras del contenido de la misma.
El carácter monopolista del Estado y el gobierno de turno -que son un instrumento de la oligarquía- no solo intenta facilitar las condiciones políticas jurídicas y económicas para sus negocios entrelazados mundialmente, que dicho con palabras del presidente en esa entrevista, “requiere un cambio radical”, que signifique un Estado no solo de los garantes del pillaje, el saqueo y la explotación más virulenta y despiadada sino, de la adecuación a las condiciones de crisis e inestabilidad mundiales del capitalismo. El carácter estratégico del que habla Macri no es en función de la prosecución de los negocios en términos de los intereses “nacionales” sino de las condiciones del capital. La estrategia del capital es el negocio en estas condiciones de su crisis terminal.
Congeniar los derechos humanos con estos contubernios del capital es un discurso por demás trillado y pedante, menos creíble que la pobreza cero. La lucha por los derechos humanos esta expresada diariamente con la lucha por una vida digna que los trabajadores y el pueblo expresan con sus conquistas, con sus metodologías de acciones democráticas y directas.
Lo demás es cartón pintado y más de lo mismo. Los derechos humanos estarán en su real materialización cuando definitivamente la producción social este en manos de los trabajadores y el pueblo. Cuando una revolución establezca como el centro de toda la acción política, económica, cultural sea el ser humano y no los negocios de la oligarquía a expensas de la pobreza y explotación de millones.