La movilización del 24 de marzo no fue un hecho más que conmemorara la jornada de Memoria, Verdad y Justicia. El fenómeno de ese día nos empuja necesariamente a hacer una lectura más profunda, que nos lleva al hueso del nuevo contexto de la lucha de clases en Argentina.
Tal movilización se expresó a nivel nacional y los actores preponderantes fueron las miles de “pequeñas organizaciones” de carácter local y/o sectorial que se hicieron notar. Como diría Larralde: “la arena es un puñadito, pero hay montañas de arena”. Fueron cientos de destacamentos revolucionarios en pie de lucha que expresan la disposición y actitud combativas frente a lo que proponen las políticas de los monopolios y el actual gobierno. Expresiones de organización de sus vanguardias y las masas que confluyeron en una plaza que confirmaría, en ese instante, que este pueblo está más organizado de lo que se cree, dispuesto y ávido de ser protagonista a una salida de fondo a todos los males que nos aquejan producto de las políticas de explotación y miseria a que nos someten la clase dominante.
Lo sucedido este 24 de marzo debe preocupar al poder; y seguramente condiciona sus intenciones y planes. Si el poder reinante no lo visualizó así estaríamos presenciando una de las miopías y torpezas políticas jamás vistas en años, sólo comparables a la miopía del gobierno de DeLa Rúa.Puesesta manifestación fue, en realidad, una pequeña muestra de poder y una puesta en sintonía del estado de ánimo, de bronca y hartazgo, unificada y a su vez unificadora, donde nuestro pueblo dejó una muestra de que está dispuesto a mucho ante la implementación de políticas de ajuste, pero sobre todo a la búsqueda de un cambio.
Pero es bueno poner el acento en que esta demostración de fuerza y movilización en realidad es la condensación en un solo acto de miles y miles de luchas “silenciosas” que viene gestando la clase obrera y el pueblo, donde los 40 años se constituyeron en un extraordinario “pretexto” por el que confluyeron a la vista, nacionalmente, lo que realmente pasa por abajo. Miles de organizaciones que muy lejos están de la institucionalidad burguesa y el folklore político, verdaderos destacamentos revolucionarios que velan armas de confrontación a un sistema putrefacto y decadente que cada día siente más y más el peso de una crisis que ya le resulta inmanejable, de la cual difícilmente puedan salir, donde lo único que tienen para ofrecer es su afán por la ganancia.
Por otro lado, esta demostración nos enseña que no hay luchas grandes o pequeñas sino que hay miles y miles de luchas que vienen erosionando las políticas de los monopolios y, con ello, la búsqueda y construcción de una verdadera salida revolucionaria. He ahí el germen de lo que se viene.
Nos llena de emoción lo sucedido, como lo afirmáramos en la nota referida al 24 de marzo, que nos confirma que esto solamente es el preludio de las nuevas páginas de lucha que están dispuestos a escribir nuestra clase obrera y el pueblo en un futuro inmediato.