En días pasados hacíamos referencia a las Lebacs como un instrumento de la oligarquía financiera para obtener ganancias superlativas (Ver nota del 03-04-2016 en esta misma página).
En estos días se conoce otra herramienta que el Estado al servicio de los monopolios ha creado para el mismo fin, las cauciones bursátiles o «plazo fijo en la Bolsa» según su denominación más corriente.
Se trata de un instrumento que genera ganancias entre el 34% y 37,5% anual.
A éstas debe agregarse el UVIs una especie de unidad de cuenta que servirá para que ahorristas depositen a plazo fijo indexados por el CER. Según los medios especializados en economía, los capitales depositados le ganarán a la inflación. Lo que no dicen estos medios es cuánto ganarán los bancos con la captación de estos depósitos, más los otros instrumentos mencionados anteriormente que, como sabemos, todos terminan en manos de estos máximos representantes de la oligarquía financiera.
Ahora, nos preguntamos, ¿a dónde se dirige toda esta recaudación de dinero? ¿Cómo se condice este panorama con la «crisis» que vive la economía del país? ¿Cómo es que se habla de rendimientos de casi el 40% cuando se dice y se difunde masivamente que hay que ajustarse y pasar el presente año que será muy difícil «para todos»?
Todo esto ocurre subrepticiamente mientras nos llenan la cabeza con los juicios contra Macri, contra Cristina y compañía, al tiempo que aumentan 300 ó 400% las tarifas, los impuestos, se bajan puestos de trabajo para la superexplotación, se quieren aumentar turnos y jornadas laborales, etc.
Como vemos, estos son otros ejemplos de lo que venimos denunciando sobre la forma de generar y realizar sus ganancias los monopolios. En lo económico, las reglas del juego que fija la oligarquía financiera a través del Estado regenteado por el gobierno de turno que sirve siempre a los mismos patrones, son totalmente opuestas a las reglas que se fijan para el pueblo. En conclusión, no se trata de crisis financiera ni económica para los monopolios, sino de una crisis estructural y crónica del capitalismo. Lo cual significa que desde hace tiempo, el ajuste permanente y la exclusión son las formas que tiene la oligarquía financiera de obtener sus ganancias.
La palabra crisis, referido al aspecto económico, puede confundir dado que se interpreta en el ideario popular como situación pasajera y a superar. Sin embargo, esta forma de hacer ganancias de los monopolios en el poder es la que se irá sosteniendo y profundizando. Esta historia la venimos viviendo desde hace varias décadas aunque se presente con distintas caras: «nacional y popular», «neoliberal», «democrática de izquierda o centroderecha» y otras denominaciones.
A eso se resume la legalidad burguesa porque esto está amparado por las leyes, las instituciones del Estado, su podrida y corrupta «democracia» y en contra del pueblo sufriente que aspira a una forma de vida basada en una verdadera democracia, la democracia directa, que lo beneficia y que se abre camino y se extiende en cada paso que da en sus luchas cotidianas.
Por esa misma razón es que al proletariado y al pueblo, decididos a no retroceder en su lucha por una vida digna, no nos queda otro camino que profundizar las batallas en todos los frentes contra el poder de la oligarquía financiera, construir la unidad desde las movilizaciones y luchas por conquistar lo que nos pertenece: una vida digna sostenida y con perspectivas de desarrollarse. Y esto lo tenemos que hacer superando esa legalidad burguesa que sólo contempla los intereses y bienestar de los monopolios lanzados a una voraz reproducción ampliada de su capital.