«Los observadores de la Argentina deben recordar los desafíos pendientes, como la elevada y aún creciente inflación combinada con la recesión, factores que llevan a pensar en la intensificación de las tensiones sociales»… «Claramente el optimismo ha crecido entre los analistas e inversores en forma justificada”, -en referencia al final del default por el pago a los bonistas – “pero debemos tener en mente que el país puede estar entrando en su período más duro en términos del rebalanceo de su macroeconomía».
Expresiones como estas, vertidas desde la banca Morgan en el día de ayer, son todo un retrato de la situación que estamos viviendo.
Los dos aspectos centrales de la situación en nuestro país están sintetizados en estas palabras provenientes de la oligarquía financiera mundial. Por un lado “mayor dureza en la macroeconomía”, que en su “sofisticado” lenguaje significa más ajustes contra nuestro pueblo, por otro, advirtiendo claramente la intensificación de las tensiones sociales frente a esto.
La euforia del gobierno de los monopolios por el pago de los holdouts, que fue presentada como la llave de la solución de los problemas del país, tiene los mismos ribetes que la expresada con el final del cepo y la devaluación, tiene como único fin generar la ilusión que así se arreglaran las cosas.
Al igual que en sus inicios, de inmediato, el gobierno de los monopolios, salió a decir que la inflación se reducirá y que ahora viene lo mejor, cuando en la realidad de vida de millones de personas el resultado es opuesto. Nuestro pueblo sabe con certeza que más endeudamiento es más ajuste y empeoramiento de las condiciones generales de vida, pues este festín de bonos especulativos, préstamos a tasas leoninas y ganancias del capital financiero, no se paga de otra manera…
La intensificación de las tensiones sociales ya es un hecho generalizado, masivo, cotidiano y creciente, que está detonando. Que no sólo condiciona las medidas que intentará el gobierno, sino que lo obliga a retroceder frente a las luchas generalizadas de los trabajadores y el pueblo.
Los aumentos salariales conquistados por los trabajadores aceiteros y bancarios que marcan un piso para la canasta básica de 20.000 pesos lo refrendan, y dan por tierra cualquier otra especulación del ministro Triacca y la cofradía de los popes sindicales como Calo, sobre el salario mínimo. Como así también, lo arrinconan innumerables luchas que convergen, teniendo en cuenta su diversidad de demandas, en el enfrentamiento a la política de los monopolios, desde la seguridad hasta el boleto estudiantil, la educación etc.
En el desarrollo de la unidad por abajo de todas estas expresiones de acción de la clase obrera y del pueblo, está la clave para generalización de nuestras conquistas.
La organización y el desarrollo cada vez más amplio de estas expresiones de lucha, que ya disputan abiertamente contra el poder monopolista en barrios y fábricas, es el peor escenario para los monopolios. De allí la advertencia de la banca Morgan a sus muchachos empleados en el gobierno: todo muy lindo pero ojo, esto también está pasando en Argentina.