El tema del “papel de los medios” y del “papel de los periodistas” es algo que viene estando en la agenda de todos los programas desde hace un tiempo bastante largo. Inclusive hasta le han puesto el colorido nombre de “periodismo de periodistas”.
Tiene su renovado “origen” (podría decirse de alguna manera) en los tiempos florecientes del gobierno kirchnerista, en donde desde el poder del Estado monopolista se arremetía hasta de forma farandulezca en contra de “la corpo”, eufemismo utilizado para denominar a los grupos y empresas periodísticas que habían dejado de hacerle el juego y acompañar en ese momento al sector de la burguesía en el gobierno. Clarín, La Nación y otros (así como sus “publicitados” periodistas) eran el centro de las críticas, aprietes y etcéteras por parte del gobierno anterior.
Está claro que todo fue producto de contradicciones interburguesas, por ver quién se quedaba con qué negocio, y no porque sus intereses de clase fueran diferentes… Es decir, los grandes medios y empresas periodísticas responden a los intereses de clase de la burguesía, siempre, al igual que los gobiernos que hemos tenido a lo largo de nuestra historia, representen al ismo que representen.
Hoy, sin los billetes del Estado y la pauta oficial teledirigida, se ha desmantelado la estructura que le dio vida a aquella falsa cruzada “antimonopolio”, teñida del más barato populismo, en donde se “arremetía” contra unos muy pocos pero se favorecía a cientos de empresas multinacionales con subsidios a los servicios, los famosos REPRO (subsidios al salario), créditos blandos, infraestructuras, etc., etc.
Sin embargo, hay algo que es absolutamente funcional a la burguesía (tanto en el gobierno como en la “oposición”) y que los medios masivos se encargan hoy de machacar sin descanso: “la grieta”. Se trata de instalar desde todas las perspectivas posibles, el debate político exclusivamente desde dos polos excluyentes (macrismo versus kirchnerismo). Por afuera de eso, nos insisten que “no hay nada”. No existís.
Son los monopolios los que intentan imponer (utilizando/comprando “periodistas” con pantalla) esta falsa división en el pueblo, fogoneando hasta el hartazgo cómo se endilgan mutuamente los males entre unos y otros, sucesivamente. Pero todos, absolutamente todos, defienden las bases del sistema que los cobija: el capitalismo y su institucionalidad “políticamente correcta”. Por eso, la gastada antinomia K versus anti K, macrismo versus anti macrismo, no es otra cosa que intentar revivir el viejo y recordado bipartidismo, con el que siempre se intentó y se intentará embaucar al pueblo en SU crisis, la crisis de la burguesía.
Los problemas del pueblo son otros, la vida real pasa por otro lado. Ese trajinar desesperado de los medios de desinformación por instalar una agenda política en los términos que les conviene como clase, es utilizado como mecanismo de feroz ocultamiento a los sucesos que en verdad importan a millones. De eso no se habla.
No se habla en los medios masivos de las conquistas salariales de diversos sectores que hoy le han puesto el pecho al ajuste y han quebrado los techos “paritarios” que se intentaron imponer desde la santa alianza empresa – gobiernos – sindicatos.
No se habla en los medios masivos de las experiencias independientes de los trabajadores, que le dan la espalda a las corroídas estructuras gremiales, y dan batalla construyendo nuevas formas de organización, movilizándose desde las grandes fábricas y los parques industriales, quebrando los límites que nos ponen las cuatro paredes de nuestros lugares de trabajo.
No se habla en los medios masivos de todos aquellos sectores populares que cada día toman las calles de una u otra manera, frente al total desprecio por parte del Estado burgués de los problemas que nos aquejan, ya sean las inundaciones, la inseguridad, el deterioro de la salud, la educación transformada en conteiners de pibes, etc.
No se habla en los medios masivos de las miles de “pequeñas” batallas que tienen como protagonistas a muchísimos argentinos en cada barrio, en cada universidad, en cada lugar en donde algún elemento en común nos junta, hartos de ver postergado un presente en donde la dignidad del hombre sea el objetivo principal; “pequeñas” batallas que son las que verdaderamente han corroído esta institucionalidad putrefacta y perimida y han profundizado la crisis política que atraviesa a toda la burguesía y al sistema capitalista.
De todo esto no se habla. Ni esperamos que se hable porque ya está pautado lo qué se puede decir y lo que no se puede decir, los intereses de clase afloran a flor de piel y el libreto se impone por su propio peso.
La forma de quebrarlo es con el peso de la masividad, cuando les explota en la cara y no les queda otra. Eso es por lo que tenemos que pugnar nosotros, que somos la gran mayoría del pueblo; con nuestras propias fuerzas y nuestras propias herramientas, aunque aún no tengamos una alternativa unificada de masas que nos exprese, sabemos que la misma va a fortalecerse desde las propias luchas que se están llevando adelante hoy, y del impulso que le demos los destacamentos revolucionarios con nuestro proyecto.
Que los medios de la burguesía “ignoren” el semejante devenir de acontecimientos que está marcando la lucha de clases de forma tan esencial, no deja de ser una muestra de debilidad de la clase que enfrentamos. Por eso, en lucha por mejorar nuestras condiciones de vida no les demos respiro, yendo a fondo en la idea de la lucha por el poder.