«Hemos hecho una ampliación de presupuesto para los costos de funcionamiento de más de 500 millones de pesos, mostrando la importancia que tiene para nosotros el rol de la universidad pública para los próximos años en el país. Estamos ampliando el presupuesto para acompañarlos en todos los costos de funcionamiento, e incluye la reparación y obras para que se puedan concentrar en la tarea tan importante que tienen de preparar a los futuros líderes de la Argentina».
Quien lea este anuncio de Macri fuera del contexto del ajuste de los monopolios podría imaginarse una iniciativa importante desde el gobierno para destinar a la educación pública en nuestro país. Sin embargo esta apariencia se desmorona inmediatamente cuando de lo que se trata es precisamente imponer un ajuste feroz a la educación.
Pues de lo que trata en realidad su anuncio es el rechazo explícito a la ley de presupuesto que implican 500 millones de pesos más, o sea un 0,96% más que el año pasado. Tomando en cuenta el proceso inflacionario, hay un retroceso evidente en los recurso destinados a la educación. Si a esto se lo compara con el amplio desembolso de subsidios del Estado a los monopolios, es más irritante cuando el monto otorgado a la educación incluye el funcionamiento de la totalidad de la universidades y la educación en general, que dicho sea de paso pretende incluir, los salarios docentes y no docentes y al mismo tiempo la infraestructura del funcionamiento de la educación.
El corolario de este anuncio lo da el propio ministro de educación Esteban Burllrich al afirmar que, “el refuerzo presupuestario adicional no sólo está destinado al aumento de tarifas, sino que es un poco más amplio e incluye a los hospitales universitarios”. Es decir que es para garantizar el pago de los tarifazos de luz también en los hospitales. Únicamente la Universidad de la Rioja, que antes abonaba un costo energético de 300.000 pesos bimestrales, ahora debe abonar más de 1 millón mensuales. La multiplicación se extrema si se tiene en cuenta únicamente las más de 40 universidades y centros terciarios de nuestro país, sin contar las escuelas secundarias y primarias.
A todo esto hay que agregarle la pretensión del gobierno de limitar los aumentos salariales docentes a un 25% en dos veces (en mayo y diciembre) muy por debajo de los porcentajes que suman la inflación y los tarifazos juntos cuando la pelea y los reclamos docentes por aumentos son del 45% de aumento a pagar en una sola vez. Junto con ello el rechazo al boleto estudiantil por parte del gobierno que, como siempre, se disimula con anuncios que no dicen nada, constituyen una suma de decisiones políticas del poder, abiertamente opuestas a las necias e hipócritas palabras de Macri.
Esta política de ajuste que se corporiza en el empeoramiento de las condiciones de vida que ya tiene en las masivas movilizaciones en todo el país un claro rechazo y van en ascenso, tiene también como protagonistas a estudiantes secundarios y universitarios que, junto a los docentes, comienzan a darle una feroz pelea. Desde diversas formas de lucha (cursos en las calles, marchas, piquetes, reclamos, etc.) Y con un clima asambleario y deliberativo, el movimiento estudiantil comienza, aunque todavía sin expresar la masividad en las calles de la que es capaz, a confrontar casi cotidianamente contra las políticas de ajuste y explotación que se han constituido en torniquete a toda aspiración de desarrollo.
Viajar a la escuela y estudiar constituye un gasto exorbitante sólo de transporte, sin mencionar libros, útiles, etc. Un lujo para el 90% de los estudiantes, un esfuerzo sobrehumano para las familias.
Las movilizaciones convocadas para la semana próxima deben expresarse en cada centro de estudio desde la masividad multiplicada en todas las escuelas y universidades, en las localidades, etc. Toda manifestación desde las denuncias hasta pintadas, desde carteles hasta asambleas, desde marchas locales hasta tomas de escuelas y con la movilización local y popular donde padres docentes y alumnos avancen hacia la conquista del boleto estudiantil que deberá imponerse a las empresas y al Estado. Todo esto se debe implementar para hacerlos retroceder. La unidad de los trabajadores y el pueblo debe expresarse también en estas acciones que involucran a una inmensidad de jóvenes que aspiran a una vida mejor que la que pretende ofrecer el sistema capitalista, en el que hoy apenas se subsiste.
En el conjunto de la sumatoria de las movilizaciones de los trabajadores y el pueblo se expresa como un aspecto subyacente no una vuelta atrás a las condiciones de vida anteriores, sino una superación de todas las condiciones de vida que se condensan en el presente, que no expresan otra cosa que la necesidad de transformaciones revolucionarias de nuestras condiciones de vida. Por ende las propuestas revolucionarias lejos del reformismo y el populismo, deben estar indisolublemente ligadas a todas y cada una de las manifestaciones de transformación de la condiciones de vida, deben estar no como un acompañante de la acción, sino como el norte de la acción de nuestro pueblo, deben ser parte integrante de la amplitud del movimiento estudiantil.