A través de su gerente político (la gobernadora de Catamarca Lucía Corpacci), la empresa Minera Alumbrera anunció la continuidad de la explotación hasta el año 2018, uno más de los 20 que le otorgaba la concesión del año 97. Esto lo hacen por ley, con el objetivo de aprovechar la reducción de las retenciones a las mineras, anunciadas hace algún tiempo atrás por el gobierno de Macri.
En estos casi 20 años de explotación, la empresa multinacional se llevó (según las declaraciones juradas “en blanco”), más de 50.000 millones de dólares. Pagaron por ello, el irrisorio canon de sólo un 1%. Pero del estudio realizado en la universidad de Tucumán, en donde se analizó el barro que exporta la minera, y donde ellos “juraban” que extraían 5 toneladas de metal, en realidad sacaban 48 toneladas… Es estudio determina con toda claridad que durante 10 años se llevo adelante un monumental desfalco al Estado, presentando declaraciones truchas, beneficiándose en más de 40.000 millones de dólares.
Ahora, la minera “se empieza a ir” y dejan a los pueblos catamarqueños lo que la empresa denomina “tierras de sacrificio”, lo que no es otra cosa que las zonas en donde hubo explotación contaminadora, quedando la tierra arrasada, sin posibilidad de vida.
La minera anuncia que ya comenzó a cumplir un desconocido plan de cierre de mina, con el objetivo de “la generación de actividades productivas alternativas para los 1900 empleados directos, que permitan la reconversión económica de los actores locales involucrados al proyecto minero».
Como es de esperarse, la realidad es otra cosa. Los despidos del último año, producto de la caída del precio de los metales, y resueltos mediante indemnizaciones salariales, llevaron a que los ex trabajadores emprendieran “negocios” barriales (despensas), panaderías, servicios de sonido, remises …, emprendimientos que en general que han fracasado, y derivan en todo tipo de angustias y frustraciones, en conflictos familiares, etc. Un verdadero déja vu de la década del ´90, cuando se llevaron adelante las privatizaciones.
Dos décadas de saqueo a los recursos naturales, de desprecio por la vida humana y protección y connivencia frente al despojo de todos los gobiernos que han pasado, nos dejaron un socavón de 500 metros de profundidad y 1.700 metros de diámetro.
El medio ambiente destrozado y la contaminación en el agua, el aire y la tierra, lo que ha generado un grave daño a la salud de la población y sus trabajadores.
Y también, dos décadas de lucha de los pueblos de Catamarca, y en particular, de Andalgalá y Santa María del Valle, de autoconvocatoria, de democracia directa, de una experiencia política que ha dejado al desnudo la verdadera cara del capital y ha demostrado a miles y miles, que el problema de fondo es este sistema.