¡Arde París! A diferencia del filme de los años 60 del siglo pasado «¿Arde París?» este titular actual va acompañado con signos de admiración.
Es que la prensa internacional está acallando uno de los movimientos más importantes de la última historia de la clase obrera europea y, arriesgaríamos a decir, del mundo.
Desde febrero el gobierno de “izquierda” francés de François Hollande y de su primer ministro Manuel Valls ha querido imponer por decreto una reforma laboral que en los hechos significa un recorte a los derechos políticos de la clase obrera francesa y de todos los trabajadores, entre ellos figura una “ley de despidos” tan afín a la burguesía monopolista transnacionalizada.
El nueve de febrero se produjo una movilización que puso en la calle a 400.000 trabajadores cosa que no sucedía desde el año1995. Pero un mes más tarde, es decir a fines de marzo, la protesta se extendió a toda Francia. La gran mayoría de la población se opone a tal delirio burgués.
Luego de idas y vueltas, el 14 de mayo el primer ministro realiza el decreto, a pesar del rechazo multitudinario y de su propio partido.
A partir de allí el 19 de de mayo comienza el enfrentamiento generalizado con paros, huelgas, toma de establecimientos, cortes de rutas en donde la clase obrera impone 700.000 personas en las calles en forma cotidiana.
Mientras tanto esto sucede, los presidentes de Alemania y Francia dan la espalda a estos hechos e intentan llevar una imagen de solidez política al mundo para afianzar el ajuste en Europa. Se pasearon muy sueltamente, recordando un pasado de 100 años. La batalla de Verdú fue el motivo, pero lo cierto es que la entrada en escenario de la clase obrera francesa ya ha significado un duro golpe a los intentos permanentes de aplastar la lucha proletaria en Europa.
En estas horas la movilización crece y el paro y la ola huelguística se extienden provocando un literal desgobierno en una potencia capitalista mundial.
Hasta el momento hay 400 policías heridos, 200 jóvenes detenidos lo cual expresa el grado de enfrentamiento popular.
Existe una situación de promesa permanente de extender el conflicto a otros países del área de la comunidad Europea.
El mayo Parisino del ’68 se aparece como un fantasma en la actual contienda.
Lo trascendente de estos hechos es que el 31 de marzo del 2016 aparece un movimiento de masas surgido en la plaza de la República contra la ley del trabajo que se propone construir una «convergencia de las luchas». Organizado en comisiones (coordinación, logística, recepción y serenidad, comunicación, etc.), la toma de decisiones se hacen por consenso en asambleas generales.
Pero a diferencia de otros movimientos de protesta que se extendieron en Europa y el propio EEUU, la principal referencia es la clase obrera organizada que está enarbolando y contemplando los intereses de todo el pueblo.
Sea cual fuere el resultado de toda esta embestida proletaria, la burguesía monopolista ha recibido ya un golpe certero a todo intento de querer seguir avanzando sobre las grandes masas explotadas y oprimidas.
Esta advertencia traducida en un levantamiento obrero y de masas repercutirá en los pueblos europeos en forma inmediata y su ola se extenderá, seguramente, a todos los continentes.