La inflación, la devaluación, el achatamiento salarial y la extensión horaria de las jornadas de trabajo, son algunas de las armas con que a diario la burguesía apunta y dispara sobre todos nosotros, el pueblo trabajador.
Esto no nos pasa desapercibido. Le hacemos frente en cada fábrica, en cada centro laboral, dando la pelea por aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo (con o sin paritarias), y organizándonos (con o sin sindicatos).
Hoy, el gobierno de los monopolios, con su descarado e impresentable discurso de que tienen “que ordenar el desastre heredado”, defiende públicamente y se hace cargo de un TARIFAZO descomunal que beneficia exclusivamente a las empresas monopólicas que proveen de luz, gas y (en muchos casos) también de agua corriente.
Empresas privadas, algunas de las cuales son sociedades anónimas con domicilio en paraísos fiscales (como es el caso de la empresa Aguas de Mendoza), y monopólicas en cada uno de los rubros que abastecen; que nos tienen cautivos a millones como “usuarios”, cuando de lo que estamos hablando son servicios esenciales.
La tan mentada “quita de subsidios” es la excusa que utilizan estas corporaciones para hacer un fabuloso negocio con millones de usuarios, a los que nos aumentaron en muchos casos hasta un 1000% de un zarpazo, sin importarles las consecuencias que todo esto pudiera ocasionar.
Hogares obreros con ingresos promedio por debajo de los 10.000 pesos, “obligados” a pagar facturas por servicios de entre 1.000 ó 1.500 pesos; pequeños productores o comerciantes recibiendo boletas de 15.000 ó 20.000 pesos, que en muchos casos superan lo que ellos mismos facturan… Todos hechos que constituyen una verdadera bofeteada impune que castiga al pueblo y sigue llenando los bolsillos inescrupulosos de los capitalistas.
Hay que ponerles un freno. Hasta acá llegaron. Basta de atropellos.
Tenemos que generalizar la rebeldía y el estado de movilización para frenar los ajustes tarifarios, en cada barrio, en cada distrito, en cada provincia.
Debemos apoyarnos principalmente en la movilización y en la organización, bajo todas las formas posibles, sin descartar nada, como las sentencias judiciales que en muchos casos están tirando para atrás estos aumentos. Exijamos una nueva emisión de las boletas sin aumentos y organicémonos para frenar los cortes de servicios con los que pretenderán extorsionarnos las empresas.
No debemos permitir ni un solo hogar obrero sin gas, ni una sola casa de un trabajador sin luz, ni una sola casa del pueblo sin agua. Nada de ahorro para “achicar el gasto”, como dicen; que el ahorro lo hagan las grandes empresas y los organismos del Estado de los monopolios.
Que el ajuste lo paguen ellos. Que el ajuste lo paguen los monopolios y su gobierno.
Si hay quita de subsidios, que la misma la absorban las empresas distribuidoras.
Hagámoslos retroceder con una firme rebeldía contra los tarifazos.