Como sabemos, en nuestro país, el sistema de producción y con él, la distribución, el intercambio y el consumo, están regidos por el capitalismo, sistema que transita por su terminal fase imperialista o monopolista, lo cual quiere decir que el Estado y la totalidad de sus instituciones utilizan las funciones y medios en provecho de la parte más concentrada de la burguesía, a saber: la oligarquía financiera, grupo gestor del poder en sus tres expresiones: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Según el diccionario de la Real Academia Española, una de las acepciones de la palabra corrupción en las organizaciones, especialmente en las públicas, es: «práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores».
Más claro, echarle agua.
Cuando se dice que el tema de la corrupción es inherente a este sistema, no se trata de una frase hecha, si no de la realidad misma.
La burguesía nos quiere hacer creer que corruptos son únicamente los que son descubiertos con las manos en la masa. Y contra ellos, apuntan todos sus dardos y quieren hacerles pagar sus culpas, no por haberse apropiado de dinero ajeno, si no por la estupidez de quedar en evidencia. Cuando esto ocurre, se utiliza como cortina de humo para ocultar otros problemas.
Pues, detrás de las exclamaciones y gritos en contra de la corrupción está el real cinismo de los burgueses y sus funcionarios estatales. Los billetes ayudan a la burguesía a ocultar la verdadera corrupción del sistema. Porque los billetes que obtiene el monopolio por la venta de su producto o el que recauda el Estado a través de impuestos y pagos de tarifas, tasas y otros mecanismos, se entregan a cambio de mercaderías o servicios que el usuario o consumidor compra y eso parece normal. Este mecanismo está amparado por la legislación y la justicia vigentes. Esto es legal y legítimo.
Pero para comprar o pagar impuestos o tasas y servicios, el trabajador recibió esos billetes previamente como «pago de su trabajo». ¡¿Como pago de su trabajo..?! Veamos:
El dinero es expresión de trabajo social acumulado. Ahora, si el dinero representa trabajo acumulado, y el capitalista dice que le pagó el trabajo al obrero, ¿de dónde sacó el capitalista el trabajo acumulado que transforma en dinero? Muy sencillo: Ocurre que el capitalista no pagó todo su trabajo al obrero. Sólo le pagó una ínfima parte (salario) y se quedó con el resto, argumentando que la fábrica y todo lo que hay en ella le pertenece, y por lo tanto él tiene derecho sobre las mercaderías que producen los obreros, mientras que el obrero sólo tiene derecho a su salario que cada vez es menor. Y esto está avalado por la legislación y la justicia burguesas.
Lo mismo ocurre con la recaudación del Estado. Los billetes recaudados por el Estado que luego pone al servicio de los grandes capitales a modo de subsidios, préstamos blandos, etc., son trabajo acumulado social. Y ese trabajo ¿de quién proviene si no es de los brazos, los nervios, la inteligencia y la carne de millones de trabajadores y pueblo laborioso? Porque, independientemente de quién lo tenga en sus manos, y de quién lo da y quién lo recibe, el dinero, es representación de trabajo acumulado que sólo el trabajador realiza.
El sistema capitalista y la burguesía que lo sostiene, son fuente permanente de producción y reproducción de la corrupción generalizada que nunca se revertirá mientras exista esta sociedad. Quien diga lo contrario, es vocero de los corruptos e indeseables sociales de la burguesía decadente.
Los 9 millones de dólares que tenía en su poder el ex secretario de obras públicas, el Sr. López, no son más sucios que los que tiene cualquier millonario en su poder, se llamen Macri, Kirchner, De Vido, Aranguren, etc., Banco HSBC, Francés, Chevrón, Techint, Barrick Gold, Monsanto, La Serenísima, y todos los monopolios y funcionarios, estatales o privados, a su servicio que gozan con el trabajo ajeno de millones de seres humanos quienes son los que producen todo lo existente.