Tierra del Fuego lleva más de cien días sumergida en una profunda crisis política, económica y social producto del masivo y contundente rechazo a la reforma jubilatoria que intenta imponer el gobierno burgués para sanear la caja en función de los intereses monopólicos.
Más de cien días de una provincia paralizada en manos de miles de trabajadores estatales y de la educación y pueblo en general, que se movilizan permanente exigiendo la derogación de la reforma previsional. De acampes, tomas y piquetes. De asambleas autoconvocadas y democracia directa.
Más de cien días donde el Estado de los monopolios se ha sacado la careta “democrática” y mostrado su carácter reaccionario, militarizando la provincia, produciendo violentos desalojos, encarcelando y procesando a trabajadores, liberando zonas a las patotas paraestatales para la represión del movimiento.
Más de cien días, donde la enérgica acción de las masas movilizadas ha obligado a las burocracias sindicales asociadas al poder, ponerse al frente para intentar quitar protagonismo a las bases y encorsetar dentro de la institucionalidad burguesa y llevar al movimiento al desgaste.
Más de cien días, de la más ancha solidaridad política de los trabajadores industriales se ha hecho efectiva, donde las masas movilizadas han ejercido la más amplia democracia haciendo reflexionar a dirigentes honestos que empiecen a romper con la concepción de la conciliación de clase implantada por la burguesía.
La prolongada y heroica lucha de los trabajadores de la provincia más austral de nuestro país es una muestra más de la energía contenida en el seno del pueblo trabajador para encarar los cambios políticos y sociales hacia una vida más justa y pone sobre el tapete la reconquista para los intereses de los trabajadores y el pueblo de todas la herramientas que algún día fueron propias, hoy son corrompidas y cooptadas por el poder.
La clave de la posibilidad cierta de esta empresa está en el camino ya emprendido en miles de experiencia realizadas por nuestra clase obrera y nuestro pueblo por sus reivindicaciones económicas políticas y sociales y que no es otra que la más amplia organización y participación democrática de la bases, la rotura con los corralitos sectoriales y corporativos y pasar a la construcción, desde el enfrentamiento, de la unidad política contra el enemigo común, la gran burguesía.
Por este camino el pueblo trabador dará un salto y se apoderara de las decisiones en cuanto al futuro de nuestro país.