Como toda medida tomada a causa del torcimiento de la voluntad, el límite establecido por el gobierno de 400% para la facturación de gas tiene una serie de defectos y contradicciones que, seguramente, empeorará el retroceso político que se vio obligado a dar anoche.
Nada pudo evitar ni disimular el nuevo fracaso político que deberán asumir los monopolios, en este caso los que explotan la energía en el país, a manos de un gobierno que cada vez muestra mayores evidencias de su debilidad para conducir los negocios de la burguesía monopolista que, vale recordarlo, prestó gran parte de sus mejores cuadros para llevar adelante sus planes de sostener el capitalismo moribundo a expensas de los ingresos de los trabajadores y pueblo en general.
El embate de la movilización popular es el elemento que los condiciona y los obliga a tomar decisiones erráticas que los dejan mal parados en todas sus líneas. También es indudable «adivinar» la bronca y el odio de los capitales monopolistas afectados y el pase de facturas que le harán al gobierno abultando aún más el deterioro de quienes se suponen ser los disciplinadores de la sociedad.
Lejos de conformar a los sectores populares movilizados contra el tarifazo, esta medida errática del gobierno alentará a multiplicar las movilizaciones y reclamos que vienen realizándose a lo largo y ancho del país.
En muchas ciudades se planificaron marchas y concentraciones frente a las empresas provinciales y locales de prestación de los servicios energéticos para este final de la presente semana laboral.
Las expresiones son variadas. Desde multisectoriales, unidades de barrios, coordinadoras de asociaciones comerciales, gremiales, etc., todas ellas se apoyan en el descontento y disposición a la lucha de las masas populares.
También se oyen críticas de los sectores políticos de la propia burguesía que denuestan las medidas gubernamentales ya que no quieren pagar el costo político de su fracaso. No obstante, no podrán evitar quedar prendidos, pues los personajes que pretenden mostrarse impolutos son los mismos que los gobiernos de turno se fueron prestando entre sí a través del cruce de partidos llevado a cabo por estos individuos al servicio del mejor sueldo ofrecido por los monopolios en el poder cuyo más emblemático exponente fue el inefable Dr. Borocotó Junior. Ahora son tantos los personajes que se cruzan entre partidos y cargos que hacen recordar a las escenas de la comedia cómica de los años ’60 «La Cigarra no es un bicho» en donde hombres y mujeres se cruzaban de una habitación a otra de un mismo hotel buscando nuevas parejas con la cual satisfacer su noche de trampas.
La movilización nacional que abarca enormes sectores del país contra el tarifazo ayudará a retroceder aún más, en el plano político, al poder burgués y a barrer a todos estos indeseables mercenarios ya que se produce e incrementa en el marco de las grandes epopeyas obreras y de trabajadores que se asoman como la punta de un iceberg que avanza en el agitado mar de la descomposición capitalista.