A 40 años de la caída en combate de nuestro Secretario General Histórico
El ser humano no puede ser aislado si no es desde su propio contexto histórico social.
Esta verdad tan científica es frecuentemente «olvidada» bajo las concepción burguesa que pretende explicar la historia a partir de la acción de los grandes hombres, desconociendo el protagonismo irremplazable de las masas revolucionarias.
Robi Santucho no puede concebirse fuera del movimiento revolucionario de las décadas de los ’60 y ’70 del siglo pasado, ni fuera del PRT.
Es por eso que con él no sólo recordamos a los compañeros Domingo Menna, Benito Urteaga, Ana María Lancilotto, Liliana Delfino y Fernando Gertel, caídos en combate hace 40 años, sino también a todos los caídos de nuestro Partido y del gran movimiento de masas.
La burguesía ha intentado ocultar el ejemplo que nos legara Santucho, no nombrándolo, escondiendo su cadáver y, también, intentando falsear su aporte a la revolución en Argentina y Latinoamérica.
Desde supuestas usinas de «izquierda» se lo presenta resaltando un sólo aspecto de su accionar, omitiendo siempre, y no casualmente, su aporte fundamental como secretario general de nuestro Partido y fundido a él.
Algunos resaltan unilateralmente que estuvo al frente del ERP y de la lucha armada, negando su incansable trabajo, junto a la dirección y el conjunto del PRT, por la construcción de las herramientas políticas de masas necesarias para la lucha revolucionaria; otros hablan de su extraordinario talento al que hoy ninguna persona llega a igualar, y así omiten que el PRT, con él a la cabeza, fue formando y forjando cientos y miles de cuadros revolucionarios dispuestos firmemente a la lucha por la conquista del poder obrero y popular, a partir de la acción revolucionaria de masas, para la construcción del socialismo en nuestra patria.
Santucho fue uno de los fundadores de nuestro Partido al que siempre defendió contra las acechanzas de las ideas burguesas y los intentos de dicha clase de minarlo y destruirlo.
Pero el colectivo partidario, su acción en el movimiento obrero y de masas populares, fue incorporando nuevos cuadros y revolucionarios extraordinarios, que incidieron en todo el Partido y, consecuentemente, en él. El crecimiento de su figura fue consecuencia del crecimiento de nuestro Partido.
El accionar político en pos de la conquista del poder proletario y popular, puso a grandes sectores de las masas en situación de no sólo cuestionar el poder sino de disputárselo a la burguesía monopolista.
Los lamentos interminables de los que recuerdan a Santucho fuera del Partido, negando el PRT, y lamentándose de que hoy no existen hombres como él, en realidad esconden torpemente la pretensión de justificar que la revolución no es posible y que, en consecuencia, hay que adaptarse a la opción capitalista que «menos daño haga al pueblo».
A través de ese ejercicio que practican cada 19 de julio, se lamen las viejas heridas y lustran el bronce de los caídos, ignorando deliberadamente el camino que estos trazaron y el ejemplo de vida legado en función de ese objetivo, el cual aún no se ha cumplido.
Porque ese rumbo que el PRT marcó a fuego con su Secretario General, Santucho, a la cabeza, fue la lucha revolucionaria de masas por la conquista del poder obrero y popular para la construcción del socialismo.
Durante la vida de Santucho y luego de su muerte, nuestro Partido llevó y lleva ininterrumpida y diariamente la lucha revolucionaria de masas haciendo esfuerzos por organizar la lucha de clases contra la burguesía monopolista y su Estado parasitario, al cual hay que destruir para levantar sobre sus ruinas el Estado revolucionario socialista.
El individuo no puede aislarse si no es a partir del contexto histórico social en el que le toca actuar. Los individuos son irrepetibles y nunca va a volver a existir un Robi Santucho, o compañeros iguales a los caídos en todos estos años de lucha
Pero las necesidades históricas impuestas por la caducidad de este sistema capitalista moribundo y en bancarrota, se profundizan y extienden, dado lo cual, abonan el terreno para que florezcan las mujeres y hombres capaces de continuar y llevar a su logro la lucha por la conquista del poder.
Como nunca antes, Santucho y sus ideas condensadas en el Partido, tienen que hacerse fuerte en las masas, haciendo lo que tenemos que hacer en épocas de constantes ascensos de todo el movimiento. Esconder al Robi de cuerpo y alma y ponerlo en un pedestal, idealizarlo, no hace otra cosa que correrlo del eje de la Revolución.
La confianza que tiene nuestro PRT en el movimiento de masas, se basa en esa concepción proletaria. Su tarea en el proletariado y entre las masas es llevar con decisión las ideas revolucionarias que levantó Santucho a esas mujeres y esos hombres nacidos al calor de la contienda, y seguir desarrollando el PRT y las herramientas políticas de masas necesarias para la toma del poder.
En cada manifestación contra los tarifazos, en cada toma de fábrica, en cada huelga, en toda lucha económica, social, política e ideológica que desarrolle la acción revolucionaria de masas, vive y hace nuevos surcos el legado de Santucho.
Su recuerdo es irremplazable, pero su acción revolucionaria es y será tomada y multiplicada por cientos de miles de hombres y mujeres dispuestas a cambiar esta agobiante realidad de nuestra patria.